Según estudios realizados en China, cerca del 85% de las personas afectadas por el virus no habían sido diagnosticadas, pero podrían seguir transmitiendo la enfermedad. "Estas cifras muestran que estamos viendo sólo la punta del iceberg", destacó Acción contra el Hambre.

A su juicio, en estos países existen "serias dificultades logísticas, técnicas y culturales para el confinamiento". Por eso, "el cambio de comportamientos en la comunidad será clave para cortar la cadena de transmisión en países en desarrollo".

Dieynaba N'Diaye, epidemióloga doctorada en salud pública que actualmente trabaja en el departamento de Investigación y Análisis para Acción contra el Hambre, insistió en la "especial dificultad de proteger a los más vulnerables", dado que casi el 85% de las personas afectadas por el virus podrían no ser diagnosticadas.

Llamó la atención sobre el mayor grado de transmisibilidad de este virus frente a otros similares, su alta tasa de mortalidad en mayores de 70 años -hasta el 8%- y su peligrosidad en personas que sufren enfermedades cardiovasculares, hipertensión o diabetes.

Según explicó, “el coronavirus es diferente porque causa pocos o ningún síntoma en la mayoría de las personas" y, por tanto, estas "no se aíslan, no van al hospital y multiplican sus contactos sociales al no ser sospechosas". "El virus se propaga masivamente por ello”, explicó la experta.

ÁFRICA

Por otro lado, N´Diaye admitió que "todavía no se sabe cómo se propagará el virus en África". Señaló que "hay muchos factores que pueden afectar su evolución: genéticos, climáticos, sociológicos, demográficos..." y resaltó que la población de África es generalmente muy joven.

"Lo que sí sabemos es que algunos países tienen una capacidad de respuesta muy limitada", prosiguió, con sistemas de salud menos resistentes, sin equipos médicos, sin acceso al agua...

Otros factores pueden obstaculizar también la respuesta a la crisis, como la inestabilidad política, subrayó N´Diaye. Por todo ello, Acción contra el Hambre insisitó en la urgencia de proteger al personal sanitario y a los cuidadores en estos países, así como en la necesidad de concienciar a la población. De ello dependerá que se eviten contagios masivos, concluyó.