Revelan variables del cerebro que pueden condicionar el riesgo de desarrollo de enfermedades mentales

MADRID
SERVIMEDIA

Un estudio mundial con participación de científicos españoles permite dar un nuevo paso en la comprensión de la biología de la sustancia gris y revela variables que pueden condicionar el riesgo de desarrollo de enfermedades mentales. Los resultados han sido publicados recientemente en la revista ‘Science’.

Los hallazgos son “un paso adelante” para conocer cómo la variabilidad genética marca diferencias en la estructura cerebral asociadas al riesgo de padecer algunas enfermedades mentales. En este trabajo colaborativo a nivel mundial (360 científicos de 184 instituciones) ha participado el equipo del Ciber de Salud Mental (Cibersam) que lidera Benedicto Crespo-Facorro en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, IBiS, Universidad de Sevilla, investigadores españoles del Instituto de Investigación Sanitaria Valdecilla (IDIVAL) y de la Universidad de Murcia.

La corteza cerebral, también conocida como la “sustancia gris”, es la parte externa del cerebro donde residen las capacidades cognitivas, la capacidad de pensar, de procesar información, la memoria y la atención. Es una capa “altamente compleja y plegada, relativamente fina, que permite albergar gran número de neuronas”. Las variaciones en la superficie y el grosor de la corteza influyen en los rasgos psicológicos, comportamentales y neurológicos de cada una de las personas, y se asocian a enfermedades como la esquizofrenia, déficit de atención e hiperactividad, depresión, autismo y trastorno bipolar.

Hasta la fecha se identificaron diversos genes que afectan a la estructura de la corteza cerebral de organismos modelos, aunque a fecha de hoy se sigue conociendo “muy poco” sobre las variantes genéticas que afectan a la estructura de la corteza cerebral de humanos. El objetivo del estudio fue identificar las variantes genéticas que afectan a la estructura de la corteza cerebral humana, tanto a nivel global como a nivel regional.

Para ello se llevó a cabo un metaanálisis que asocia datos genómicos con datos de las resonancias cerebrales de 51.665 personas pertenecientes a 60 cohortes. “Se realizó un estudio que demostrase la influencia genética en la estructura del cerebro y también en cómo pensamos y nos comportamos los seres humanos”, subraya el doctor Crespo-Facorro.

Los resultados mostraron tanto correlaciones genéticas (306 variantes genéticas) como causalidad bidireccional entre la superficie total de la corteza y la función cognitiva y los logros educativos de las personas. Además, revelaron correlaciones genéticas entre la superficie total de la corteza y la enfermedad de Parkinson, pero no se encontró relación de causalidad en este aspecto.

“Encontramos que las variantes genéticas asociadas a tener una menor superficie cortical, o menor plegamiento de la misma, también contribuyen a un riesgo mayor de depresión, insomnio y trastorno de déficit de atención e hiperactividad”, afirma otras de las autoras del estudio, la doctora Katrine Grasby. “Usando la información de la resonancia magnética y la genética podemos predecir un tercio de las diferencias en la estructura cortical entre individuos con variantes genéticas”, añade.

En este sentido, los hallazgos “representan un hito en el camino para conocer cómo la variabilidad genética marca diferencias en la estructura cerebral que a la postre nos pone en riesgo de padecer algunas enfermedades mentales”, concluye Benedicto Crespo-Facorro.

El estudio se llevó a cabo dentro del consorcio Enigma y los análisis principales fueron realizados por la doctora Katrine Grasby de la Universidad de California del Sur en Estados Unidos. Este trabajo es fruto de un consorcio integrado por 900 investigadores, 296 grupos de investigación de 45 países, con el fin de lograr desvelar el papel de los genes sobre la estructura y función del cerebro, mediante el uso de datos genéticos y clínicos de 30.000 pacientes de todo el mundo.

(SERVIMEDIA)
24 Mar 2020
ARS/mjg