El documento, difundido este jueves, establece tres bloques de consejos: relacionados con la organización/recurso; con las características de la persona/situación global; y con la ética de las decisiones.

El documento también establece tres prioridades de clasificación de las personas según el modelo de cuatro prioridades clásico de la UCI. En la prioridad 1 se incluye a pacientes críticos e inestables (necesitan monitorización y tratamiento intensivo que no puede ser proporcionado fuera de la UCI); en la prioridad 2, a pacientes que precisan monitorización intensiva y pueden necesitar intervenciones inmediatas, no ventilados de forma invasiva, pero con altos requerimientos de oxigenoterapia y con fracaso de otro órgano; en la prioridad 3, a pacientes inestables y críticos, con pocas posibilidades de recuperarse a causa de su enfermedad de base o de la aguda; y en la prioridad 4, a casos de beneficio mínimo o improbable por enfermedad de bajo riesgo o situación de enfermedad avanzada/terminal.

En cuanto al ámbito de la ética de las decisiones, las organziaciones recomiendan que ante las situaciones de crisis y la necesidad de estrategias de asignación, se aboga por priorizar "la maximización de la supervivencia al alta hospitalaria; la maximización del número de años de vida salvados; y la maximización de las posibilidades de vivir de cada una de las etapas de la vida".

Aún así, las recomendaciones enfatizan que "la edad cronológica (en años) en ningún caso debería ser el único elemento a considerar en las estrategias de asignación".

Por otra parte, las organizaciones subrayan que "admitir un ingreso puede implicar denegar otro ingreso a otra persona que puede beneficiarse más" y llaman a "evitar el criterio 'primero en llegar, primero en ingresar'" y "aplicar criterios estrictos de ingreso en UCI basados en maximizar el beneficio del bien común".

"Ante pacientes críticos con otras patologías criticas diferentes a la infección por Covid-19 se debe valorar ingresar prioritariamente el que más se beneficie", añaden las recomendaciones, que llaman también a aplicar estos principios "de manera uniforme a todas las personas -y no de forma selectiva a los de perfil geriátrico o con patologías crónicas-".

Las entidades que han consensuado este documento son: Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyu), Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, Sociedad Española de Medicina Geriátrica, Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal), Sociedad Española de Anestiosología, Reanimación y Terapéutica del Dolor, Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), Societat Catalana de geriatria i gerontología, Societat Catalano Balear de Medicina Interna, Societat Catalano Balear de Cues Palliatives, Societat Catalana de Medicina d'Urgències i Emergències, Associacio de Enfermeria familiar i comunitaria de Catalunya, Societat Catalana de Anestiosologia, Reanimació i terapéutica del Dolor, Consell de Collegis de Metges de Catalunya, Sociedad Española de Cuidados Paliativos, Societat Catalana de Medicina intensiva i critica, Societat catalana de medicina familiar i comunitaria, Asociación Española de Planificación Compartida de Atención (Aepac), Cronicidad de la Cataluña Central, Observatorio de Bioetica i Dret dde la Universitat de Barcelona, Institut Borja de Bioetica de Universitat Ramon Llull, Cátedra de Bioética UVIC-UCC Fundació Grifols y Cátedra de Cures Palliatives UVIC-UCC ICO-Institut Catala D´Oncologia.