En nota de prensa, instó a los países a habilitar sistemas para compartir responsabilidades, y reclamó a los estados no comunitarios "mostrar su apoyo al ofrecer reasentar a más refugiados".

Según Karen Mets, responsable de incidencia sobre Migraciones Europeas de Save the Children, "los niños y las niñas deben tener acceso inmediato a la protección y no deben ser rechazados en las fronteras como si fueran peones en un juego político".

Asimismo, pidió que la policía de frontera defienda y garantice sus derechos fundamentales, incluido el derecho a solicitar asilo.

Save the Children también alertó del impacto en la infancia que tendrá la decisión del Gobierno griego de negar la entrada a las personas solicitantes de asilo y de no aceptar ninguna petición en los próximos meses.

Para Meets, “negar el asilo no es una solución. Las personas refugiadas y todas aquellas que solicitan asilo tienen derecho a la protección internacional y deberían También "recibir asistencia, con independencia de si se encuentran en Turquía o no"".

Por ello, apeló a "la responsabilidad de la UE para intensificar sus compromisos de reasentamiento y asegurar que la ayuda humanitaria llegue a las personas más vulnerables". "Ahora más que nunca, los líderes deben unirse y acordar sistemas para compartir responsabilidades", indicó .

El sábado pasado, al menos 13.000 personas se aglutinaron en los puntos fronterizos de Pazarkule e Ipsala, así como en varios asentamientos fronterizos informales.

Las llegadas por mar también han aumentado, apuntó, algo que incrementa la presión sobre campamentos como el de Moria (Lesbos), que ya estaban abarrotados. Hasta este momento, más de 40.000 personas vivían en campamentos superpoblados en las islas griegas. De ellas, aproximadamente un 40 por ciento son niños y niñas que viven en condiciones inhumanas y que sufren un deterioro de su salud física y mental, según denunció la ONG.