Con motivo de este hito, el presidente de la compañía, Ignacio Sánchez Galán, conoció de primera mano este martes el avance de las obras, junto con el primer ministro de Portugal, António Costa.

Galán destacó que una de las nuevas centrales será reversible, lo que le permitirá actuar como una "megabatería” que podrá suministrar electricidad a dos millones de hogares cuando otras fuentes renovables como el viento o el sol no estén funcionando.

Además, mostró su disposición de “seguir creciendo en Portugal”, un país del que destacó que cuenta con “una planificación clara, un marco estable, seguridad jurídica y diálogo permanente”.

Iberdrola prevé que este proyecto hidroeléctrico, que recibirá una inversión de 1.500 millones de euros y cuya construcción se inició en 2014, se ponga en marcha entre los años 2021 y 2023.

Cuando esté plenamente operativo, el complejo será capaz de suministrar energía limpia a unos 440.000 hogares portugueses, evitando la emisión a la atmósfera de 1,2 millones de toneladas de CO2 y la importación de 160.000 toneladas de petróleo al año.

El desarrollo de esta infraestructura de energías renovables ha propiciado la creación de 3.500 empleos directos y otros 10.000 indirectos, el 20% de los cuales proviene de los municipios próximos al proyecto.

Además, Iberdrola lanzó un plan de acción socioeconómica para la zona de influencia que, dotado de más de 50 millones de euros, se ha destinado a impulsar iniciativas sociales, culturales y medioambientales en los siete municipios beneficiados por el proyecto.

Este complejo hidroeléctrico destaca por su aportación de potencia de bombeo, casi 900 MW. Esto implicará un incremento del 40% respecto a los megavatios de bombeo de los que dispone a día de hoy Portugal.

Gracias a dicha potencia, Iberdrola superará los 4 gigavatios (GW) de bombeo en toda la Península Ibérica (3.192 MW en España y 880 en Portugal).

El almacenamiento que proporciona la tecnología hidroeléctrica de bombeo es clave para garantizar la estabilidad del sistema eléctrico ante la intermitencia de otras fuentes de energía renovables, como la eólica o la solar fotovoltaica, que están llamadas a desempeñar un papel clave en la transición energética que propiciará la descarbonización de la economía.

CENTRAL REVERSIBLE

Gouvães, la mayor planta del complejo, incluye una central de bombeo y un depósito superior. Dispone de cuatro grupos generadores que suman una potencia de 880 MW y que estarán alojados en una caverna subterránea con un volumen equivalente a 25 piscinas olímpicas. Esta central será reversible, es decir, hará posible almacenar agua del embalse de Daivões en el de Gouvães, aprovechando los más de 650 metros de diferencia de cota entre ambos. Su puesta en marcha tendrá lugar el año que viene.

Por su parte, la presa de Daivões, cuya central asociada dispondrá de una capacidad de 118 MW gracias a la instalación de tres grupos, está prácticamente concluida. La ejecución de las obras de la planta hidroeléctrica se encuentran al 50%. Su puesta en marcha está prevista para 2021.

Por último, la construcción de la tercera pata del proyecto, la presa y central de Alto Tâmega, está previsto que comience a lo largo del mes de marzo de este año. La planta contará con dos grupos que le proporcionarán 160 MW de potencia. Su puesta en marcha se producirá a lo largo del ejercicio 2023.

Además del complejo Tâmega, Iberdrola cuenta en Portugal con 92 MW de energía eólica distribuidos en tres parques. Asimismo, en agosto del año pasado se adjudicó 149 megavatios (MW) de potencia solar fotovoltaica, a desarrollar en las regiones de Algarve y en el valle del Tajo.

Iberdrola es la tercera compañía eléctrica de Portugal por cuota de mercado, la primera suministradora de electricidad al sector industrial y la segunda en cuanto a número de clientes residenciales: en la actualidad gestiona más de medio millón de contratos de suministro de electricidad y gas y su objetivo para 2025 es alcanzar un millón de clientes domésticos, de un mercado compuesto por 5,2 millones de puntos de suministro.