Una de estas investigaciones hizo un seguimiento de 650 pacientes que habían sufrido un infarto cerebral, observando que los que mantenían relaciones sociales con frecuencia tenían menor riesgo de sufrir otra dolencia grave, mientras que el aislamiento social podía duplicar las posibilidades.

Otro estudio del centro docente británico, en el que tomaron parte 70 ancianos que vivían en residencias, reveló que la participación en actividades como jugar a los bolos o charlar de sus recuerdos en grupo mejoraba los resultados de los test de memoria de los participantes hasta un 12%, mientras que hacerlo por parejas no proporcionaba menores beneficios.

Una tercera investigación realizada por la universidad, en la que participaron bomberos, mostró que el sentimiento de pertenencia a un grupo mejoraba la resistencia ante situaciones estresantes.