Según informó la Comunidad de Madrid, el ICN proporcionará en “un único acto asistencial” las valoraciones de los distintos médicos, evitando “pruebas diagnósticas innecesarias y redundantes, mejorando la comunicación entre los servicios clínicos y promoviendo la especialización de los profesionales en áreas de conocimiento concretas”.

Todo ello, según el Ejecutivo autonómico, “hará más sencilla la coordinación y mejorará la eficiencia, incorporando los cuidados de enfermería, investigación y docencia”.

Las primeras actividades del Instituto Clínico de Neurociencias se orientarán al deterioro cognitivo, el trastorno obsesivo compulsivo, la depresión mayor y la epilepsia refractaria, unas patologías que “tienen un impacto directo sobre los afectados y su entorno familiar, social y profesional” y que representan actualmente “un desafío diagnóstico y terapéutico”, puesto que “requieren de equipos con conocimientos específicos y del uso de tecnología muy avanzada”.

Esta unidad también estimulará la investigación, especialmente en lo concerniente a neuromodulación y alternativas farmacológicas, y la formación de médicos resientes de Neurología, Neurocirugía y Psiquiatría.

El ICN potenciará también la investigación, especialmente en neuromodulación y alternativas farmacológicas, así como la formación de médicos residentes de las tres especialidades.