La familia del joven cordobés Paco Molina, desaparecido en 2015, se concentra este sábado para “visibilizar” su ausencia
-No descarta que haya sido captado por una secta, una de las principales líneas de investigación que ha cobrado fuerza en los últimos meses

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La familia del joven cordobés Paco Molina, que tenía 16 años cuando desapareció en Córdoba en la noche del jueves 2 de julio de 2015, se concentrará este sábado a partir de las 12.00 horas en el bulevar de Gran Capitán de la ciudad andaluza para “visibilizar” su ausencia “inexplicable” y exigir que no haya “ni silencio ni olvido” en torno a su caso.
Así lo precisó, en declaraciones a Servimedia, el padre de Paco, Isidro Molina, quien recordó que el día de la desaparición el comportamiento de su hijo fue “completamente normal”. Pasó la tarde en el Parque de los Patos de Córdoba con un amigo y después tenía pensado dormir en casa de otros compañeros, pero, según su relato, “nunca llegó allí”.
Al despedirse del amigo con el que había estado en el parque, sobre las 00.10 horas del viernes 3 de julio, Paco le dijo que no se dirigía a su casa, sino a la zona centro de Córdoba, donde había quedado con “una persona”. “Al preguntarle con quién, le respondió que con uno que él no conocía”, detalló su padre, quien apuntó que su hijo “tampoco llegó al bar donde, supuestamente, iba a verse con esta persona”.
Lo que sí “parece seguro” es que, una vez se despidieron, los dos amigos tomaron direcciones opuestas y el móvil de Paco dejó de dar señal a las 00.17 del viernes, después de enviar por WhatsApp a una amiga un audio de apenas seis segundos en el que le decía: “¡Que no me enfado, cosa bonita! Que ya está, que luego hablamos, ¿vale? Adiós. Un besito”.
Al día siguiente, sobre las 18.00 horas, fue visto, al parecer, subido en un autobús que cubre la línea Córdoba-Madrid, según le confirmó el propio chófer a su progenitor, que está convencido de que Paco “no tenía dinero para coger el autobús”, porque salió de casa con cuatro euros y, después de pasar la tarde en el parque, “le quedaba, como mucho, un euro”.
“Alguien le paga el billete, pero no sé con qué intención”, abundó, confiado en que la información que le aportó el conductor es “muy fehaciente” puesto que en su descripción del adolescente aportó “detalles que no se ven en fotos”, como que, “cuando tiene calor o está nervioso, sus pómulos se ponen muy rojos”.
El testimonio de esta persona es la última “pista” sobre Paco, aunque no se ha podido confirmar porque no hubo posibilidad de visionar las cámaras ni de la estación de autobuses de Córdoba, ni de la Estación Sur de Autobuses de Madrid, ni de las calles del centro por las que, supuestamente, pasó para llegar hasta el lugar donde habría quedado con esa persona desconocida.
“Si hubiera tenido una medalla olímpica, sí se habrían volcado desde el principio, pero como somos una familia muy normal, no”, criticó Molina, para quien el “problema” de casos como el de Paco reside en que los protocolos actuales “no son de obligado cumplimiento o, aunque lo sean, no se cumplen”.
“Ni siquiera en el caso de la desaparición de un menor”, espetó, para, a continuación, aseverar que estos casos “deberían ser una prioridad absoluta y recibir la atención debida desde el primer momento”, al igual que aquellos protagonizados por personas mayores con alguna enfermedad mental.
PERSONA MAYOR CON IDEAS POLÍTICAS
El caso de la desaparición de Paco, que estaba cerrado judicialmente, se reabrió en marzo a instancias de la policía, cuyas investigaciones se centran actualmente en localizar a una persona “bastante mayor” que el joven y que podría tener “conexión o estar relacionado con un entorno con ideas políticas” que su padre desconoce.
“Eso sí, a Paco siempre le ha gustado mucho la historia, no solo la de los libros, sino la que le contaban los abuelos cuando iba al pueblo”, rememoró, al tiempo que destacó que su hijo “escucha mucho a las personas mayores” y siempre ha sido “un chico tan noble que lo pueden engañar”.
Desde aquel 2 de julio de 2015 ha pasado “demasiado tiempo” y, para su padre, si Paco “no se pone en contacto es porque no puede”, por lo que deslizó la posibilidad de que haya podido ser captado por una secta, una de las principales hipótesis que barajan los investigadores.
Sea como fuere, después de cuatro años y cuatro meses, “con todos sus días y todas sus noches”, admitió que no se puede “permitir el lujo de no seguir buscándolo” y afirmó que a diario se pregunta si su hijo “necesita ayuda, si está bien, si está comiendo, si cuando hace frío tendrá para arroparse”.
“Es un sinvivir tremendo”, deslizó, reclamando que los desaparecidos “tienen derecho a ser buscados y sus familias, a encontrarlos”. Para ayudar a personas en su misma situación, hace justo un año nació la Asociación Afadecor cuyo principal objetivo es ayudar a estas familias a “no pasar” lo que la familia de Paco “está pasando” y dar a conocer lo que calificó de “drama social”.
Por ello demandó que a todos los casos se les preste “la misma atención desde el principio” y se mostró “esperanzado” por la futura aprobación del Estatuto de la Persona Desaparecida, que, espera, resuelva la actual situación de “indefensión y abandono” que viven estas familias.
“Seguimos teniendo la esperanza de que un día vamos a encontrar a Paco, porque tiene que estar en algún sitio”, reflexionó, al tiempo que confesó que lo “único” que pide es “que esté bien donde esté”.
(SERVIMEDIA)
23 Nov 2019
MJR/ecr