Las investigaciones se iniciaron en el mes de mayo tras una denuncia por daños en una vivienda en Lakuntza (Navarra), causados aparentemente por los antiguos inquilinos. La inspección del domicilio destapó un posible laboratorio clandestino para la fabricación de narcóticos. Además, se encontraron varias armas detonadoras que habían sido modificadas para usarlas como armas de fuego real.

Los investigadores detectaron cómo los detenidos adquirían sustancias químicas de curso legal, habitualmente utilizadas para la fabricación y adulteración de cocaína.

Estos productos químicos eran transportados en vehículos a diversas viviendas y trasteros repartidos por varias localidades cercanas a Pamplona, donde se llevaban a cabo los siguientes pasos para la obtención de los estupefacientes.

Tras 10 registros, en ocho viviendas, un local y un taller, en las localidades de Pamplona, Berriozar, Berrioplano, Burlada y Egües, se aprehendido casi seis kilos de cocaína de una altísima pureza, lista para su venta. Los agentes también encontraron 45 litros de líquido, que reacciona como positivo a los test de cocaína, y que está pendiente de análisis pericial para determinar su composición y cuantificar la cantidad de droga que podría haberse producido. Además, se aprehendieron más de 130 kilos de otras sustancias químicas necesarias para la fabricación de estupefacientes.

El laboratorio donde se procesaban los productos estaba ubicado en una vivienda del valle de Egüés (Navarra) y en ella se localizó una gran cantidad de material e instrumental necesario para su fabricación como los moldes, las prensas, la plantilla y el logotipo para la impresión de la marca de la organización. También se han incautado dos vehículos y numerosos dispositivos móviles.

Como consecuencia de todo ello se detuvo a siete personas, de nacionalidades española, colombiana y venezolana, como presuntos autores de delitos de pertenencia a grupo criminal y contra la salud pública.