Así lo estimó este lunes la directora ejecutiva de la organización, Henrietta Fore, a través de un comunicado en el que también mostró su “preocupación” por los, al menos, 170.000 niños que, a su juicio, podrían necesitar asistencia humanitaria como resultado de la “continua violencia” en la zona.

Como ejemplos, citó el ataque sufrido por tres centros de salud, varios vehículos sanitarios y una escuela, además de la estación de agua de A'louk, que proporciona suministro a casi 400.000 personas en Al-Hasakeh y que ha quedado fuera de servicio.

La asistencia que Unicef, junto a sus aliados, está brindando a la comunidad afectada incluye ayuda de emergencia para las familias que llegan a los refugios colectivos, 95.000 litros de agua y 12 tanques para mitigar la escasez en refugios de Al-Hasakeh, reparaciones planificadas en la estación de A'louk, consultas primarias de salud, incluyendo exámenes nutricionales, protección y tutela a 13 niños separados de sus familias. Junto a ello, Unicef apoya la entrega de agua limpia y brinda servicios de salud y nutrición en el campamento de Al-Hol, en el que viven casi 64.000 niños y mujeres.

La directora ejecutiva de Unicef volvió a hacer un “llamamiento” a todas las partes en conflicto y a aquellos con “influencia” sobre estas para que protejan a los niños “en todo momento”. Además, precisó que los bandos que luchan en el noreste y en otras partes de Siria “deben proteger la infraestructura civil y no usarla para obtener logros militares”.