Así lo expresó la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, en declaraciones a los periodistas antes de participar en un acto en la Agencia de Protección de Datos, toda vez que el Supremo acordó este lunes desestimar íntegramente el recurso de la familia del dictador, avalar la exhumación y que no sea inhumado así en la cripta de la catedral de la Almudena.

“Ejecutaremos la sentencia lo más pronto que podamos con arreglo a los últimos trámites que nos quedan”, afirmó. Entre ellos, apuntó, un nuevo acuerdo del Consejo de Ministros “fijando la fecha y el procedimiento para sacar los restos de la basílica y llevarlos al panteón Mingorrubio (Madrid), de manera discreta que es el lugar que le corresponde a un dictador y no otro”.

Esto sucederá, dijo Calvo, “cuantos antes mejor, lo más rápido posible” porque “es lo que hay que hacer, lo que nos pide la sentencia”, pero también, agregó, para que “esto esté lo más lejos posible del a campaña electoral”, que dará comienzo el 1 de noviembre.

“Pasamos una página durísima, la dictadura, el dictador y haberlo tenido 40 años en ese lugar”, remarcó, pero “ya no va a estar ahí”. Se trata de una “dignísima noticia para la democracia española, para la convivencia entre españoles, para el respeto a las víctimas que allí hay, que son de los dos bandos, estará tranquila su memoria porque no estará el dictador y para que la convivencia española sea plural en la libertad y en la ética”.

Además, Calvo explicó que Sánchez “ya lo sabe” porque ella misma le llamó y confirmó que “está muy satisfecho por el trabajo que hemos hecho”. En este sentido, subrayó que el Gobierno siempre ha mantenido que iba a procurar que el dictador “no mancille la dignidad de la democracia española estando en un lugar de enaltecimiento público”, ya que, recordó, “éramos la única democracia europea que tenía un dictador en un mausoleo de Estado, donde se podía enaltecer su figura y lo que representa cruelmente para nuestro país”.

Por último, apuntó que ya “el Vaticano reafirmó que la Iglesia no ponía ningún obstáculo a que los restos del dictador salieran del Valle de los Caídos”, de modo que “nunca han estado en otra actitud que la de comprender lo que entendía el parlamento español y el gobierno de España”.