“Los últimos indicadores y, sobre todo la revisión del INE hace muy difícil plantear una revisión al alza”, admitió en entrevista en RNE, donde subrayó que el ejercicio del INE “no ha cambiado las perspectivas”, pero sí “el punto de partida” o “la referencia del pasado” y que resulta necesaria para hacer las proyecciones a futuro.

El próximo día 30 el INE completará dicha reformulación con otros datos, por lo que Calviño animó a esperar antes de hablar de proyecciones, máxime cuando su última revisión ha “sido bastante radical”. Por otro lado, indicó que Ejecutivo realizará el cuadro macroeconómico que debe enviar a Bruselas con los indicadores que haya sobre la mesa.

Su valoración llega después de que el Banco de España haya rebajado en cuatro décimas, desde el 2,4 al 2%, su proyección para 2019 y haya ajustado también a la baja la previsión para 2020 y 2021, en gran parte por el mismo efecto contable del INE.

Al ser cuestionada al respecto, Calviño defendió que es “muy importante ver las tendencias de largo plazo” y evitar “las sobrerreacciones”.

A su juicio se ha pecado de sobrerreaccionar tanto en las “buenas” como en las malas noticias, en alusión velada a la mejora de previsiones que realizaron numerosos organismos como el Banco de España y servicios de estudios antes del verano.

“Hay quien parece que está tomando consciencia de algunos riesgos que nosotros llevamos viendo desde principios de año”, refirió.

La ministra defendió la prudencia con la que se ha conducido el Gobierno “advirtiendo desde hace tiempo que el crecimiento se iba a moderar”, sobre todo, “hacia el final de año” porque se darían “una serie de circunstancias” entre las que figura el Brexit “que generaban una incertidumbre creciente”. “Por tanto, a nadie tiene que sorprender que continuemos en esa senda de moderación que se inició en 2015 y que continúa ahora”, agregó.

Pero a continuación defendió que, pese a esa desaceleración, la economía española “está en una senda expansiva, en la fase expansiva del ciclo y las perspectivas son también positivas para el año que viene”.

“No detectamos un cambio en las tendencias subyacentes de la economía española, que siguen teniendo una tasa de crecimiento robusta”, superior a los países europeos y con un modelo de crecimiento “mucho más estable y sostenibles que otros momentos de nuestra historia”.

A título de ejemplo de esta mayor estabilidad refirió los buenos datos de balanza de cuenta corriente, precios más estables o que se siga reduciendo el déficit y la deuda pública a la vez que familias y empresas se desendeudan.

“Ahora bien, todos somos conscientes de que estamos en un entorno internacional, particularmente complicado” y con amenazas, convino.

En este punto afirmó que “justamente en un entorno complicado es cuando se hace todavía más importante que el capitán del barco tenga el pulso firme, esté tranquilo, dé confianza, que es lo que estamos dando en la economía española” como lo demuestran los inversores internacionales. “Y no perdamos de vista un poco lo que nos marca la brújula”, animó.

Calviño quiso precisar que el ejercicio del INE, que ha afectado a la proyección del Banco de España, revisa toda la contabilidad de los últimos 23 años y ajusta de manera especial a la baja el crecimiento desde el 2016, “y nadie pensaría que ha habido una gran ralentización en 2016. “Estamos hablando de un año de recuperación de la economía, de salida de la crisis”, subrayó, aunque admitió que el ejercicio implica que “el INE ha reescrito nuestra historia”.