Investidura

La tensión preelectoral en el último Pleno se traslada a un patio inquieto por la desmovilización

MADRID
SERVIMEDIA

La última sesión de control al Gobierno en funciones celebrada este miércoles en el Congreso de los Diputados estuvo marcada por el cruce de reproches entre los principales líderes políticos con la vista puesta en las elecciones generales del próximo 10 de noviembre. Media hora después, el debate se trasladó al patio de la Cámara con sucesivos análisis de la situación política.

El jefe del Ejecutivo en funciones y líder socialista, Pedro Sánchez, se enfrentó a las 9.00 horas a su último ‘cara a cara’ en el Hemiciclo con el líder del principal partido de la oposición, el popular Pablo Casado, a quien acusó de no haber contribuido al desbloqueo.

Sánchez compartió su esperanza de que los españoles le den el próximo 10 de noviembre “una mayoría más rotunda” para no tener que sortear el “bloqueo” de la oposición, mientras que Casado le espetó que “las elecciones las carga el diablo”.

Tras este primer momento de tensión, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, avisó al secretario general del PSOE que la ciudadanía está “hasta los bemoles” de los políticos y obtuvo como respuesta una férrea defensa de la Constitución y de la integridad territorial por parte de Sánchez, remarcado así sus “diferencias” con el independentismo.

Este nivel se mantuvo con las intervenciones de la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, primero con la portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo; después con la de Unidas Podemos, Ione Belarra; y, al final, con el del PNV, Aitor Esteban.

Pero esa sensación salió por la puerta una vez que el presidente en funciones y su ‘número dos’ en La Moncloa abandonaron el Hemiciclo. Cobró protagonismo entonces el patio del Congreso, repleto de conversaciones entre diputados, incluso de signo contrario, e informadores.

HARTAZGO Y ABSTENCIÓN

Casi todas las charlas se centraron en la posible desmovilización del electorado el 10-N, en el hartazgo generalizado y, sobre todo, en la distribución de culpas intentando salvar la propia imagen.

Se inició de facto una precampaña electoral en ‘petit comité’ con los dirigentes de los partidos vendiendo los argumentarios en los que ya llevan tiempo trabajando.

Así, desde el PSOE reproducían el mensaje de Sánchez al asegurar que habían hecho “todo lo posible” mientras los demás obstaculizaban y se preparaban para unas elecciones que encaran “desde el poder” y proyectando la imagen de “caballo ganador” porque no hay visos de que otro partido le supere en escaños ni que “las tres derechas” sumen y sean alternativa de Gobierno. Su baza ahora será erigirse en garante de “la estabilidad” porque han antepuesto la gobernabilidad a la investidura.

En el PP casi todas las conversaciones giraban en torno a ‘España Suma’ como fórmula para vencer a Sánchez. Para ello, insisten en el concurso de Ciudadanos y hay más dudas sobre el papel que debería jugar Vox. Insisten e insistirán porque tienen muy presente el resultado del 28-A “por la fragmentación” de la derecha. En todo caso, “ahora solo podemos ir a mejor”, recalcan desde Génova.

En cambio, en Ciudadanos se centraron en cargar contra Sánchez por la cerrazón de Sánchez y volvían a desdeñar la propuesta de ‘España Suma’ impulsada por el PP porque “no se van a diluir “en otras siglas cuando aspiran a gobernar. Eso sí, para lograrlo apuntan a la suma con el PP después de las elecciones, reeditando modelos como el de Andalucía, la Comunidad de Madrid o la Región de Murcia.

El equipo del líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, aprovechó la sesión de control para preparar una estrategia de presencia mediática en los próximos días para apuntalar su relato de que ha sido Sánchez quien ha rehusado la coalición porque desde el principio quiso elecciones.

Desde Vox aseguran que no temen una nueva cita con las urnas y negaban la fuerte bajada que le daban todas las encuestas. Reconocen que “algún voto” se puede escapar al PP, pero estiman que pueden compensarlo por nuevos electores que hasta ahora no se atrevían a votar a su formación. “Ya no damos miedo”, sintetizaban las fuentes consultadas.

Al margen de las estrategias partidistas, convenían en que “hay que evaluar bien el nivel de hartazgo y, ante todo, hacer entender que hay que ir a votar”, como sintetizó un destacado analista de uno de los principales partidos.

(SERVIMEDIA)
18 Sep 2019
MFN/MML/KRT/pai