Así lo declaró a Servimedia el vicerrector de Política Académica y Profesorado de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Carlos Andradas, para quien "el salto siguiente es intentar ir a las discapacidades intelectuales o derivadas de enfermedades mentales".

Según Andradas, "hemos avanzado en la eliminación de barreras físicas, en la accesibilidad de edificios, páginas webs y materiales", pero "vamos poco a poco en el campo de las adaptaciones curriculares.

Como ejemplo citó el caso de una alumna con problemas de retención memorística, cuyo profesor se negaba a plantearle un examen distinto al del resto de la clase (un test de 120 preguntas) para evaluarla.

A juicio del vicerrector, "todavía damos un trato demasiado academicista y uniforme a los alumnos", cuando se debería tender a fomentar su autonomía y promover el autoaprendizaje.

Esto es lo que propugna Bolonia, señaló Andradas, para quien "en la universidad matamos la ilusión y la creatividad" de los estudiantes.

APUESTA POR LA DIVERSIDAD

Un total de 426 alumnos con discapacidad se matricularon el año pasado en la UCM, de los que un 53,79% eran mujeres.

Según la universidad, el 50,70% de ellos desarrolla carreras de ciencias sociales, seguidos por los que realizan estudios de humanidades (21,83%); ciencias de la salud (18,8%), y ciencias experimentales (9,15%).

Desde hace años la Universidad ha creado además la oficina para la Integración de Personas con Discapacidad, que se ocupa de realizar un seguimiento personalizado de cada estudiante, asesorar al profesorado e intentar resolver las necesidades que pudieran surgir.

Asimismo, en 2009 se creó la delegación del Rector para Salud, Bienestar Social y Medio Ambiente, que interacciona con la oficina de atención a la discapacidad en la integración de estos alumnos.

Por último, Andradas destacó que la accesibilidad y la equidad son uno de los ejes del Campus de Excelencia que la UCM y la Universidad politécnica comparten en Madrid.