En una conferencia organizada por Esade, Lucena defendió que la actual posición financiera de la sociedad le permitirá compatibilizar este esfuerzo inversor con el pago de un dividendo atractivo para los accionistas y con su expansión internacional, manteniendo además bajas las tarifas aeroportuarias.

Gran parte de esta inversión prevista a partir de 2022 estará centrada en los aeropuertos de Madrid y Barcelona, en los que tiene previsto destinar más de 3.000 millones hasta 2026.

En concreto, la inversión total estimada en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas asciende a 1.571 millones con el objetivo de elevar su capacidad a 80 millones de viajeros anuales, y en El Prat a 1.594 millones para alcanzar los 70 millones de viajeros.

De esta manera, Aena volverá a cifras de inversión similares a las de los primeros años 2000, periodo en el que llegó a invertir 17.000 millones en 11 años. Lucena admitió que esa inversión “fue indigesta” para la compañía porque “coincidió con la crisis económica y financiera”.

En cuanto a las críticas que recibió Aena por las inversiones de los primeros años del siglo, afirmó que “son extemporáneas porque dichas inversiones han sido un éxito en la situación que actualmente tenemos en relación en nuestros competidores, porque contamos con la relativa tranquilidad de la capacidad excedente para afrontar los aumentos de demanda previstos para los próximos años”.

En esta línea, recordó que las infraestructuras aeroportuarias españolas están preparadas para asumir hasta 335 millones de pasajeros anuales, cuando 2018 se cerró con cerca de 264 millones.

Por otro lado, Lucena defendió el modelo de gestión centralizado de Aena. “El modelo en red era una ‘rara avis’ en el mundo de los gestores aeroportuarios, pero cada vez es menos así”, valoró.

A este respecto, señaló que las sociedades gestoras de aeropuertos como los de París, Frankfurt o Ámsterdam se plantean ahora “tejer una amplia red de aeropuertos”. De hecho, admitió que es probable que el gestor español deje de ser el mayor del mundo en los próximos años.

Además, apuntó que las sociedades de París y Frankfurt tienen también un carácter híbrido con capital privado, con participaciones mayoritarias del sector público. Además, destacó que “tienen un esquema de funcionamiento más flexible al que nos gustaría tender”.