Investigadores de la Autónoma de Madrid y Cedex diseñan un nuevo método para identificar cianobacterias tóxicas en embalses

Madrid
SERVIMEDIA

Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedex) han desarrollado un nuevo método que combina secuenciación genética masiva y cuantificación de cianotoxinas para la detección y seguimiento de cianobacterias tóxicas en embalses, un problema extendido en los embalses de toda Europa.

Según informó este lunes la UAM, los resultados, publicados en ‘Science of The Total Environment’, resultan “importantes”, dado el “impacto negativo” de estos afloramientos no solo en la biodiversidad acuática sino también en la salud humana, ya que afecta al abastecimiento, al baño, a los deportes acuáticos o al riego, por lo que, a su juicio, se trata de un “problema global”.

Tras precisar que existen más de 50 géneros de cianobacterias capaces de producir diversas toxinas que afectan directamente a la piel, el hígado o el sistema nervioso, la institución académica subrayó que, para una adecuada gestión del agua, resulta “de vital importancia” identificar correctamente las cianobacterias que habitan los embalses de la Península Ibérica y su potencial toxicidad y poder desarrollar así las herramientas de control que aseguren una calidad del agua adecuada para su uso y consumo.

Con el fin de encontrar una alternativa “más rápida y resolutiva” a los estudios tradicionales sobre cianobacterias en embalses, los investigadores realizaron un análisis en el que combinaron secuencias del gen del ARN ribosómico 16S, un marcador universal de bacterias que permite identificar con precisión incluso aquellas especies en muy baja proporción, con secuencias de cuatro genes involucrados en la producción de los tipos de cianotoxinas más extendidas en Europa para discriminar las cepas tóxicas de aquellas que no lo son.

Gracias a este nuevo método, el equipo encontró una diversidad de bacterias hasta cuatro veces mayor que la detectada con métodos tradicionales y seis especies de cianobacterias distintas capaces de producir cianotoxinas.

De estas seis especies potencialmente tóxicas solo dos coincidieron con las cianobacterias más predominantes durante el verano mientras que las otras cuatro eran especies en una proporción muy baja, de menos del 1%, que habrían sido “imposibles de detectar e identificar” con las técnicas convencionales de microscopía y cultivos en laboratorio, según los científicos.

El tratamiento estadístico de estos datos, cruzado con la cuantificación de toxinas mediante técnicas de detección por anticuerpos (Elisa) permitió ir “un paso más allá” y precisar que, de esas 33 especies detectadas inicialmente eran tres las que más estaban contribuyendo a las concentraciones de toxinas que se midieron en el embalse.

Los expertos concluyeron que dichas metodologías facilitarían la “prevención y gestión” de estos afloramientos tóxicos mediante la elaboración de bases de datos genéticos de especies tóxicas en cada embalse para, de este modo, ayudar a establecer “prioridades” de intervención y métodos de seguimiento selectivo de las poblaciones de cianobacterias.

“En definitiva, se trataría de poner al servicio de la sociedad en la gestión de aguas una tecnología, la secuenciación masiva, que ya se utiliza en otros ámbitos de interés social como es la biomedicina”, resolvieron.

(SERVIMEDIA)
03 Jun 2019
MJR/gja