42 está basada en un método pedagógico basado en los videojuegos, el trabajo en proyectos y el aprendizaje por el intercambio de conocimiento entre compañeros, que se lanzó inicialmente en 2013 en París y Silicon Valley, y que después se ha puesto en práctica en 10 países. Ahora Telefónica se ha hecho con la exclusiva de la marca para su expansión por países donde está presente.

Inicialmente la pondrá en marcha en Madrid y Sao Paulo (Brasil) y después estudia extenderla a otras ciudades españolas y países en la que está presente el grupo de telecomunicaciones.

En Madrid, la escuela tendrá su espacio físico en el Distrito Telefónica, la sede central de la compañía en Madrid, y acogerá a unos 900 alumnos. Allí habrá talleres, charlas de expertos e intercambio de experiencia con empresas.

Luis Miguel Olivas, director de Empleabilidad de Fundación Telefónica, afirmó que 42 es complementaria de la enseñanza reglada, y va dirigida a personas a las que la formación académica tradicional no ha conseguido enganchar o que tienen necesidad de actualizar rápidamente su formación de programación para sus necesidades laborales. 42 no ofrece una certificación tradicional.

Este lunes arranca el plazo de inscripción en 42madrid.com y habrá un proceso de selección de los interesados durante un mes para empezar el curso el 2 de septiembre. En principio entrarán unos 400 alumnos y para apuntarse no hace falta tener conocimientos de programación.

El sello 42 presume de su experiencia hasta ahora de haber favorecido el empleo al 100% de las personas que se han matriculado y que han recibido una media de ocho ofertas laborales.

El proceso de aprendizaje suele durar tres años de media, y los cursos se organizan de acuerdo a un árbol de programación con 21 niveles, al que los estudiantes se enfrentan, como si de un videojuego se tratase, superando fases.

El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, dijo en la rueda de prensa de presentación de la academia que con 42, su grupo trae a España una “experiencia de éxito” que pretende dar respuesta al “nuevo modelo de aprendizaje” que demanda la empleabilidad del siglo XXI.

Pallete aseguró que hay mucho temor de que la tecnología destruirá empleo, pero lo cierto es que también generará muchos puestos de trabajo, “y para ello hay que cambiar la educación y adaptar las competencias y perfiles” de los jóvenes.