Así lo pide la Comisión de Medios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Española (CEE) en el mensaje que ha elaborado con motivo de la Jornada de las Comunicaciones Sociales, que los católicos celebran este domingo, 2 de junio, coincidiendo con la solemnidad de la Ascensión.

“La red debe ser poblada de nuevas comunidades cristianas (…) que trabajan por llenar de buenas noticias el espacio digital y combatir con gracia y elegancia la cizaña que en ese lugar se puede encontrar. Esas comunidades además crearán los cauces para pasar de lo digital a lo presencial. Este paso debe de ser el objetivo de cualquier cristiano en la red: acercar a las comunidades de la Iglesia presencial a todos los que se acercan a cualquier comunidad eclesial digital y así poder celebrar juntos la eucaristía, la reconciliación y la pertenencia a la Iglesia”, expone.

El documento, con el título ‘La necesidad de una comunidad de personas’, se hace eco a su vez del mensaje que ha elaborado el Papa para la ocasión, con el título ‘Somos miembros unos de otros (Ef 4,25). De las comunidades en las redes sociales a la comunidad humana’, “de plena actualidad con la aparición de intensas relaciones digitales que hacen languidecer o incluso desaparecer otras relaciones en las que sus protagonistas están cara a cara”.

RIESGOS

Los prelados españoles consideran que la Red tiene riesgos, a pesar de que la revolución tecnológica también supone “un avance” de las relaciones personales y de las comunicaciones, pues, por ejemplo, “las compañías recogen información personal de los usuarios masivamente”.

“De este modo, mientras las leyes limitan la difusión de contenido personal, las grandes compañías conocen quiénes somos, qué hacemos, dónde y cómo lo hacemos, a cambio de servicios de calidad y gratuitos", agregan. "La moneda de pago de esos servicios es la propia intimidad ofrecida después por esas compañías en el mercado de la información”.

Asimismo, el mensaje reconoce que “es verdad que las relaciones digitales pueden preceder o prolongar las relaciones personales, las conversaciones cara a cara, pero no las pueden sustituir”.

Por todo ello, concluyen, “la única alternativa consiste en redoblar la formación social de los ciudadanos” ante “la dificultad creciente que el contexto digital impone para acceder a la verdad”. Internet no sólo se ha convertido “en el espacio de los bulos, las calumnias, las insidias o las falacias; sino que, conviviendo éstos con la verdad, el rigor, la objetividad o la exactitud, no existen las herramientas para discernir lo uno de lo otro”. “Corremos el riesgo de alimentarnos con la mentira o el error”, concluye la comisión, que pide “volver a las relaciones personales”.