Caen en Jaén varias bandas que traficaban con astas de ciervo y gamo

MADRID
SERVIMEDIA

El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil ha desmantelado en Jaén tres bandas que se dedicaban a la compra y venta ilícita de astas de ciervo y gamo, cuyo destino era principalmente el mercado asiático y Norteamérica.

Según informó el Instituto Armado, en la 'operación Cervogues' se ha detenido a siete personas, con edades comprendida entre 23 y 48 años, y declarado como investigadas a otras 16. Todos ellos pertenecían a tres grupos organizados, que actuaban de forma independiente, dedicados a la compra y suministro de desmogues de ciervo y gamo de forma fraudulenta.

El destino de las astas era el mercado asiático, concretamente Hong-Kong, donde se transformaban en productos “medicinales” y “terapéuticos”, y mercados de EEUU y Canadá, donde eran empleados para hacer productos para perros.

La investigación se inició en abril de 2018, con motivo de los servicios prestados para la vigilancia y control de la compra, venta, transporte, almacenamiento y destino de aprovechamientos cinegéticos. Fruto de estas inspecciones, los agentes se percataron de diversas irregularidades tras el estudio pormenorizado de las facturas y comprobaron la existencia de personas que figuraban como proveedores y que residían en distintas provincias de España.

APARIENCIA DE LEGALIDAD

Agentes del Seprona localizaron entonces tres organizaciones delictivas diferenciadas e independientes entre sí. A pesar de tener sus sedes en la provincia de Jaén, concretamente en La Carolina, Baños de la Encina y Navas de San Juan (Jaén), actuaban de forma independiente y en todo el ámbito nacional, pero colaboraban entre ellos de forma puntual.

El cabecilla proporcionaba un lugar físico para las operaciones, dando de alta en la Seguridad Social a testaferros a los que obligaba a abrir cuentas bancarias destinadas a blanquear dinero. Además, ordenaba desde la sombra la ejecución de los distintas trabajos, creando operaciones ficticias para simular el origen de la mercancía y del dinero y dar así una apariencia de legalidad a las mismas.

Por su parte, los testaferros se dedicaban a la captación de otras personas para la firma de facturas, a cambio de compensaciones económicas, realizando transferencias bancarias y falseando los datos ante la Agencia Tributaria. En ocasiones usurpaban el estado civil de personas que no tenían ningún tipo de relación con el grupo, creándoles con ello obligaciones tributarias de las que no tenían conocimiento.

(SERVIMEDIA)
20 Mayo 2019
SSC/caa