Durante su intervención en la junta general del grupo asegurador, Garralda indicó que las “dudas” sobre la capacidad del país para mantener un ritmo de crecimiento que permita seguir creando empleo no se agotan en factores exógenos como el efecto de las guerras comerciales, el Brexit y o la desaceleración generalizada de los países del entorno, sino que también confluyen riesgos nacionales que hay que abordar.

“Las incertidumbres políticas que hoy en día permanecen abiertas en nuestro país y la anunciada mayor presión fiscal son factores que, tarde o temprano, pueden terminar afectando a las inversiones empresariales”, alertó para reclamar a reglón seguido a los políticos negociar y llegar a dichos pactos de “estabilidad”, “en aras del bien común”.

A juicio de Garralda, hay al menos dos reformas pendientes que son imprescindibles encarar “para garantizarnos un desarrollo estable y para mantener nuestro estado de bienestar” y que deberán ser emprendidas con el apoyo “de un amplio espectro de partidos políticos si se quiere que sean duraderas”.

En su opinión hay que abordar una reforma educativa para que los jóvenes adquieran nuevas capacidades y formaciones, y puedan así situarse “fuera del peligro que supondrá ocupar puestos de trabajo de poco valor añadido fácilmente sustituibles por robots”.

La segunda reforma que urgió es la de pensiones, dado que las estadísticas y estudios demográficos ya “evidencian” que el actual sistema “no es sostenible” al encontrarse diseñado para cubrir una esperanza de vida menor de la prevista para los próximos años. “En mi opinión, es sumamente irresponsable no reconocer la gravedad y dimensión del problema”, criticó.

Según estudios facilitados durante su intervención, el número de pensionistas pasará desde los 10 millones actuales a casi 15 millones en 2050 y para mantener sus prestaciones se necesitarían 28,5 millones de cotizantes, que “difícilmente” habrá.

“Si el sistema de pensiones no se adapta a los cambios económicos, sociales y demográficos que experimenta la población española, la única solución para financiarlo sería seguir incrementando el gasto público indefinidamente, lo cual no parece sostenible”, advirtió.

Para evitarlo, la única opción que ve es acometer una “reforma estructural y no basada en medidas puntuales”, y concienciar a los jóvenes y al conjunto de la sociedad de que van a tener que acopiar su propia hucha privada “si quieren mantener su nivel de vida cuando se jubilen”. “Sé que hay quien pensará que digo esto por presidir una entidad aseguradora, pero no por ello es menos evidente o deja de ser cierto”, apuntó.