Aunque en África la subsistencia de las familias depende mayoritariamente de las mujeres, en la agricultura existe una gran desigualdad de género, que se manifiesta también en el acceso a la propiedad de la tierra.

En Mozambique, país que ocupa el puesto 180 de 189 en el índice de desarrollo humano, el porcentaje de propietarias ronda el 20%. Esto es así incluso en regiones en las que en el pasado eran las mujeres quienes ostentaban el poder, como en el municipio de Mueda, en el norte, donde la tradición matriarcal está siendo desplazada por el patriarcado de la étnia makúa.

Alianza Internacional trabaja desde hace años en este municipio para revertir dicha situación. Su principal estrategia consiste en registrar las tierras a nombre de quienes las cultivan, de forma que se evite el acaparamiento de este recurso por caciques locales, empresas (nacionales y extranjeras) y gobiernos, fenómeno que afecta ya a más de 53 millones de hectáreas en el planeta.

"La falta de control sobre la tierra perjudica además a su rendimiento", apuntó la ONG, dado que los agricultores "no saben cuándo podrán ser expulsados y minimizan los gastos de mejora para evitar posibles pérdidas".

ACOMPAÑAMIENTO

Con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), la iniciativa ha conseguido 38 títulos de propiedad de la tierra para 29 hombres y 9 mujeres desde comienzos de este año. Es, además, la primera vez que en el distrito mujeres individuales logran este derecho, en un país donde se exige un proceso complejo y requisitos específicos para conceder los títulos de propiedad.

Según Javier Larios, coordinador de Alianza por la Solidaridad en Mozambique, "el objetivo del proyecto es conseguir a lo largo de este año un total de 100 mujeres propietarias en Mueda, de las que 30 ya han iniciado los procedimientos.

Explicó que en muchos casos, las mujeres no pueden heredar la tierra, o bien esta se asocia a usos comunales. También son frecuentes las dificultades para poder acceder a las instituciones administrativas, prosiguió, con trámites costosos y burocráticos que se alargan durante más de un año y que exigen que los expedientes sean supervisados a cientos de kilómetros de las comunidades, "trabas insalvables para la inmensa mayoría de la población rural, especialmente para las mujeres". Por ello, el acompañamiento en la consecución de estos títulos resulta "fundamental para lograr el empoderamiento de las mujeres", concluyó.