Juicio Procés

Un policía nacional sobre el 1-O: “Aquello no fue una masacre, sino una actuación ejemplar”

- “La gente se tiraba delante de los vehículos”, aseguró un agente que intervino en la EOI de Lleida

- “Está perdiendo el tiempo y se lo está haciendo perder al tribunal”, reprendió Marchena al abogado de Cuixart

MADRID
SERVIMEDIA

Un agente de la Unidad de Intervención Policial (UIP) que intervino en el CAP Cappont de Lleida el 1-O aseguró este miércoles, durante su declaración como testigo en el juicio del ‘procés’, que “aquello no fue una masacre, sino una actuación ejemplar”. “Nuestra actuación fue tranquila y serena”, defendió. Hasta el receso de mediodía han declarado siete agentes del Cuerpo Nacional de Policía que intervinieron en diversos centros de votación en Lleida.

En total siete agentes del Cuerpo Nacional de Policía declararon este miércoles, hasta el receso, ante la sala del Tribunal Supremo que juzga a los líderes independentistas por la convocatoria y celebración del referéndum del 1-O. Todos ellos intervinieron en centros de votación en Lleida y defendieron su actuación ante la “turba violenta” de manifestantes. Cinco de los agentes estuvieron en el CAP Cappont (Centro de Atención Primaria) de Lleida, donde había cerca de 200 personas. “Me llamó la atención la presencia de menores. Llevar a un menor a un sitio donde puede resultar herido no me parece lógico”, relató uno de ellos. El desalojo de las personas que estaban bloqueando el acceso “se hizo con mucha atención y con mucha calma”.

Una vez desalojada la gente se procedió a hacer un cordón policial, dijo, y en el repliegue el número de personas “se dobló o triplicó”. Es cierto, apuntó, que “hubo personas que colaboraron”, pero con otras “no hubo más remedio que utilizar la fuerza”, de modo que los agentes emplearon sus defensas reglamentarias y los escudos. En algún momento se llegaron a la lanzar salvas, reconocieron. “Si hubo lesionados no los vi”, aseguró otro agente. “Hubo bastante virulencia”, pese a lo cual “nuestra actuación fue tranquila y serena”.

Preguntado por las defensas sobre los ciudadanos heridos en este centro de Lleida, agregó que “recuerdo que aquello no fue una masacre, sino una actuación ejemplar”. “En algunos casos quizá a alguna persona se la arrastraba, pero porque no había otra forma de sacarla de la entrada”. “Recuerdo las caras de odio y de desprecio”, así como “un comportamiento violento”, apuntó otro testigo.

Uno de los agentes que declaró como testigo está inmerso en un procedimiento judicial por golpear a un ciudadano con su defensa reglamentaria el 1-O. Según comentó, ha sido absuelto, pero la sala le permitió “descartar algunas preguntas o no declarar”, ya que la sentencia no es firme. De esta manera, la fiscalía evitó preguntarle por estos hechos. En el CAP Cappont, explicó, “tuvimos que utilizar el escudo porque la gente se nos echaba encima”; y también las defensas, reconoció, durante el repliegue. Cuando el abogado de Jordi Cuixart, Benet Salles, estaba preguntando al testigo sobre los incidentes en este centro fue reprendido por el presidente de la sala, Manuel Marchena, quien le dijo que “no haga preguntas que no estén dirigidas en su interés al tribunal”, porque entonces “está perdiendo el tiempo y se lo está haciendo perder al tribunal”.

Además, todos los agentes coincidieron en la inacción de los mossos. En concreto, uno de los testigos aseguró les dijeron que no participarían en la intervención. “Me dijeron que por favor esperásemos a que llegase su superior, y cuando llegó me dijo que no podían hacer nada”. A preguntas de las defensas, aclaró que comentaron con los mossos el operativo que iban a desarrollar.

“AVISABAN DE QUE LLEGÁBAMOS”

Durante la sesión también declararon dos agentes que intervinieron en la Escuela Oficial de Idiomas (EOI) de Lleida, donde había concentradas aproximadamente 500 personas. Cuando llegaron cerraron la puerta y se colocaron detrás de la valla de acceso al colegio. La gente estaba “claramente organizada”, ya que “nada más llegar había gente en las esquinas que corrían al lugar avisando de que llegábamos”. La UIP solicitó el refuerzo de una segunda unidad porque “había muchísima gente”.

Cuando intentaron entrar se pusieron “agresivas” y hubo “empujones, manotazos, escupitajos e insultos”. Un inspector aseguró que la gente estaba con los brazos entrelazados y les daban patadas, pero cuando les intentaban sacar “levantaban los brazos y decían ‘gent de pau’”. Sin embargo, apuntó un agente, “en ningún momento vi una defensa fuera de la funda”. Una vez dentro, se encontraron con mesas “a modo de barricada”, y aun así pudieron incautar “urnas, papeletas y equipos informáticos”.

A la salida “había mucho peligro, porque nuestros vehículos son muy pesados y la gente se tiraba delante de ellos” y “se agarraban entre ellos y nos gritaban ‘fuera’, ‘hijos de puta’, ‘queremos votar…’”, recordó el inspector. “Era todo acoso y hostigamiento para que nos pudiéramos marchar”. Otro de los agentes también recordó este episodio: “Se tiraron en un cruce en el suelo y recuerdo oír una salva porque no podíamos pasar”.

Tras acabar la jornada, cuando el inspector acudía a un centro sanitario con unos compañeros detectó que una persona les estaba siguiendo: se paró y tras hablar con él, le comentó que estaba siguiéndole porque “quería comprobar si iban a un colegio”; el inspector le pregunto si era un mosso, “pero se quedó callado”, relató. “No me quedó claro”, especificó, “pero asintió con la cabeza”. Esta persona “amablemente” les indicó cómo llegar a la clínica, continuó, pero “yo ya le había visto dos o tres veces durante el día”, así que le pidió la identificación.

(SERVIMEDIA)
17 Abr 2019
ICG/caa