Desde principios de año, más de 400 niños han sido asesinados o heridos de gravedad en Yemen, destacó Unicef en un comunicado. Muchos de los afectados tienen menos de 9 años y luchan por sobrevivir en hospitales de la capital.

La explosión ocurrió cerca de dos escuelas, casi a la hora del almuerzo, con lo que los alumnos estaban en clase. La deflagración destrozó las ventanas y provocó una ráfaga de metralla y cristales rotos dentro de las aulas.

A juicio de Unicef, "la explosión de ayer es otro recordatorio de que ni siquiera las escuelas son seguras en Yemen". Una de cada cinco escuelas ya no puede utilizarse como resultado directo del conflicto: algunas debido a ataques directos y otras porque ahora se usan con fines militares.

Por ello, "para más de 2 millones de niños en Yemen, ir a la escuela hoy es un sueño lejano". Asimismo, Unicef advirtió de que la explosión de ayer podría además disuadir a más padres de llevar a sus hijos al colegio.

En las últimas 24 horas, Unicef ha movilizado ayuda vital para los niños afectados y sus familias, como apoyo psicosocial, cobertura del coste de la cirugía y de los tratamientos médicos y apoyo a las familias para que viajen y estén con sus hijos mientras estos reciben atención.