CECA explicó que la mejora se debe al "significativo" descenso de los saneamientos inmobiliarios, la positiva evolución de los ingresos recurrentes (margen de intereses y comisiones) y la contención de los gastos de explotación principalmente.

Su evolución se tradujo además en un refuerzo de la rentabilidad sobre fondos propios o ROE, que se elevó en 1,4 puntos porcentuales y alcanzó el 6,6%.

El margen de intereses del sector aumentó un 1,2% y ascendió a 12.905 millones, debido básicamente a que los gastos por intereses cayeron un 11,1% compensando en exceso el retroceso del 2,1% experimentado en los ingresos por intereses por el escenario de tipos a cero y euríbor en negativo.

Por su parte, las comisiones netas aportaron 5.114 millones de euros, un 3,4% más, favoreciendo que la partida de ingresos recurrentes medida en el margen bruto aumentase un 1,2%, hasta los 17.223 millones de euros.

En lo que respecta a los gastos, la partida de costes de explotación se redujo 4,7%, en línea con el esfuerzo de contención de costes por parte de las entidades.

Su contención y el aumento del 1,2% en el margen bruto permitió al sector mejorar el nivel de eficiencia en 3,5 puntos porcentuales y situar el ratio en el 56,1% al cierre del año.

En la parte baja de la cuenta la partida de saneamientos y provisiones se redujo a la mitad gracias a unas necesidades inferiores de gastos de reestructuración y una mejora en la calidad de los activos, con la contención de la morosidad.

Según los datos de CECA, los créditos dudosos se redujeron un 22% en comparación con los contabilizados en el 2017, reduciendo así el ratio de morosidad desde el 7,1 al 5,7%, tasa que se situó ligeramente por debajo de la media del conjunto del sistema financiero, situado en el 5,8%.