Juicio Procés

El jefe operativo de la Guardia Civil dice que el “lenguaje prebélico” de los independentistas presagiaba choques en los colegios

MADRID
SERVIMEDIA

Ángel Gozalo, jefe del mando operativo de la Guardia Civil en Cataluña durante el 1-O, aseguró este jueves en su declaración ante el tribunal que juzga el `procés´ que el “lenguaje prebélico" que usaban los independentistas de cara a la celebración del referéndum presagiaba que iba a haber enfrentamientos violentos en los centros de votación.

Relató su conocimiento de los "talleres" que se impartieron en los colegios electorales durante todo el fin de semana para “defender” el referéndum. "Eso de defender es, si se me permite, un lenguaje prebélico; ¿defender de qué?", se preguntó el testigo, que indicó que con la aprobación por el Parlament de las leyes del referéndum y de transitoriedad “había gente que con la concatenación y persistencia de los mensajes tenía dudas de dónde estaba la legalidad".

Ya en relación a los sucesos del día 1 de octubre explicó que “estábamos viendo que los colegios estaban ocupados. Y veíamos una presencia de los Mossos que no era suficiente y con equipación poco adecuada” desde primeras horas de la mañana.

En respuesta al fiscal Fidel Cadena, Gozalo dijo que sus efectivos encontraron "un número considerable de personas en actitud de resistencia" a las puertas de los colegios. "Estaban sentados o bien obstruyendo el acceso único. Pero luego esa resistencia mutaba en un grado mayor con empujones, insultos, lanzamiento de objetos, etcétera”. De hecho, reconoció más tarde, hubo actuaciones que se tuvieron que “abortar” por el alto grado de violencia.

CINCO GUARDIAS CIVILES DE BAJA

El teniente general dio datos concretos de las intervenciones realizadas por la Guardia Civil. En concreto, explicó que se realizaron 71 intervenciones a lo largo de la jornada del referéndum ilegal. De ellas, 20 fueron más leves y en las 51 restantes hubo que emplearse con “más contundencia”. En esas actuaciones un total de 55 guardias resultaron afectados por contusiones y lesiones, y cinco de ellos "necesitaron atención médica y causaron baja".

Para ilustrar las intervenciones más duras, habló de lo sucedido en un colegio de Sant Esteve Sesrovires (Barcelona), donde un guardia civil que cayó al suelo recibió "varias patadas". Tras lo sucedido dos personas fueron detenidas. También habló del caso de Ponts (Lleida) donde "diez compañeros" de la Guardia Civil acabaron contusionados.

Aseguró también que la Guardia Civil tuvo un papel muy importante en el decomiso de urnas y de material electoral. Por esa eficacia, justificó Gozalo, “se tenía ganas” a la Benemérita, por lo que se produjo una campaña de acoso a los agentes en sus alojamientos en incluso a las casas-cuartel en distintos puntos de Cataluña.

En sus primeras respuestas al fiscal Fidel Cadena explicó el criterio por el que se repartió la actuación entre la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía, de acuerdo a las "antiguas demarcaciones" que existía antes del despliegue de los Mossos d'Esquadra como policía competente en materia de seguridad ciudadana en Cataluña.

Indicó que el dispositivo de seguridad para el 1-O "tenía como premisas el cumplimiento de las instrucciones que fuimos recibiendo del fiscal y posteriormente de la autoridad judicial del TSJC".

En su relato de las reuniones mantenidas con el fiscal jefe de Cataluña, Gozalo resalta que se analizó el plan de los Mossos, que obtuvo las críticas del fiscal porque era acorde con "una celebración convencional de elecciones", pero no el objetivo de impedir un referéndum "ilícito", por lo que se solicitó a su máximo responsable, Josep Lluis Trapero, “que lo mejorara".

COORDINACIÓN

En las reuniones de coordinación, rememoró, el comisario Ferran López, de los Mossos, no manifestó que el cuerpo autonómico “no podía cumplir” con las instrucciones de la Fiscalía o de la jueza, aunque “en ningún momento se pasó a detallar los dispositivos concretos de cada cuerpo policial”.

Relató más tarde lo sucedido con motivo de la entrada en la sede de Unipost. El 19 de septiembre la Guardia Civil entró en un almacén de la empresa Unipost en Terrassa (Barcelona). Allí se encontraron “una serie de personas que obstaculizaban el cumplimiento de este auto", por lo que se requirió ayuda a Mossos d'Esquadra, pero hubo un "lapsus de 40 minutos" hasta que contestaron.

"Se nos tuvo mucho tiempo en espera. Finalmente se accedió a ese local. Ese día percibí que algo estaba fallando”, explicó antes de confirmar a preguntas del fiscal que se pidieron apoyos y que hubo “una respuesta que no era especialmente adecuada ni oportuna...". Y admitió que durante los días 19 y 20 de septiembre ya había “una sombra de duda” sobre la futura actuación de los Mossos.

Además, denunció que "en varios momentos quedó constatada una acción de vigilancia a la Guardia Civil. En Lérida, en la sede de la Comandancia, en la explanada donde se puede aparcar, había uno o más vehículos de Mossos tomando referencia de las salidas y movimientos, y emitiendo nuestros movimientos".

(SERVIMEDIA)
07 Mar 2019
SGR/caa