En un comunicado, la ONG recordó que a menudo las mujeres tampoco tienen control sobre los recursos y que cuando no se les permite trabajar, poseer tierra o una propiedad, dependen de los hombres de la familia para sobrevivir. Según sus estimaciones, las mujeres producen el 70% de los alimentos del planeta, pero poseen menos del 20% de la tierra. Si las mujeres agricultoras tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres, el número de hambrientos en el mundo podría ser reducido en hasta 150 millones, afirmó.

Agregó que las mujeres tienen menos oportunidades de educación, de sanidad y de empleo remunerado. "Socialmente se espera que puedan cuidar y alimentar a la familia; pero a la vez no tienen los recursos necesarios ni el control de los ingresos familiares para comprar alimentos", apuntó Acción contra el Hambre. Además, desde una perspectiva cultural, las mujeres con menos oportunidades de recibir educación tendrán menos conocimientos sobre la desnutrición y cómo prevenirla.

HAMBRE Y VIOLENCIA

Para la ONG, las mujeres que viven en zonas de guerra sufren de forma especial el hambre.

Desplazadas de sus hogares, sin acceso a sus cultivos o a mercados, las mujeres necesitan recorrer grandes distancias para conseguir alimentos, subrayó, y ello les expone a mayores peligros como secuestros, robos, ataques o abusos sexuales. "En ocasiones se ven obligadas a mercadear con su cuerpo a cambio de tener comida o más libertad de movimiento" y advirtió que "la alternativa a no seguir estas opciones puede suponer que tanto ellas como sus familias caigan en la desnutrición".

En contextos de violencia o emergencias provocadas por fenómenos naturales, la lactancia se ve gravemente afectada, bien porque las madres están separadas de sus hijos, bien porque el estrés y la ansiedad derivados de la situación tienen consecuencias fisiológicas que les impiden amamantar.

Otras veces son las creencias culturales las que, como en Sudán del Sur, consideran que es incorrecto que una mujer que ha sido violada dé el pecho. Por otro lado, señaló que el equilibrio entre roles se rompe en los campos de refugiados.

"El hombre, tradicionalmente encargado de sustentar a la familia, pierde la capacidad para proveer lo necesario para mantenerla", y si ya no se ve capaz de proveer de alimentos a la familia y es la mujer quien lo hace, esto le puede generar frustración y desembocar en violencia de género.

CAMPAÑA

Por todo ello, Acción contra el Hambre ha lanzado la campaña Mujeres que mueven el mundo, para dar a conocer las historias de aquellas mujeres que luchan contra la desnutrición.

Gracias a una web interactiva, las mujeres de España podrán desplazarse a un país al azar para conocer la historia de una de las mujeres que muevan el mundo. Desde allí tendrán varias opciones: compartir su historia, apoyar su lucha con un donativo o descargar una pancarta que pueda acompañarla en las manifestaciones del 8 de marzo.