Esteban lanzó en su intervención una dura diatriba contra el PP y Ciudadanos, a los que acusó irónicamente de comportarse como El guerrero del antifaz. “Vuelve el cómic”, aseguró, lamentando que a ambos parece darles igual que las cuentas sean “buenas o malas” con tal de reforzar el mensaje de que “la patria está en peligro inminente”. “En España hace tiempo que lo de menos es la verdad”, lamentó.

Acusó a Pablo Casado y a Albert Rivera de presentar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como a Vellido Dolfos, el traidor perseguido por el Cid y refugiado en la Zamora de la reina Urraca a través de la conocida en aquella época “puerta de la traición”. Hoy tiene una calle en la ciudad y esa puerta es “la de la lealtad”, dijo Esteban, y ha pasado a ser considerado un patriota.

El expresidente José María Aznar, al que el PP considera un patriota y que negoció con ETA a través de intermediarios, dijo, “con sus estándares actuales sería un felón”.

Les acusó de haber “montado un escándalo” por la figura de un relator, es decir, según el diccionario de la RAE, alguien que “simplemente hace relación de los asuntos tratados”. Les habría dado lo mismo que pusieran “un botijo con agua fresca”, aseguró, porque “necesitaban cualquier excusa para hacer un piscinazo en el centro del área al estilo Neymar y gritar penalti”.

A continuación les dijo que si quieren cambiar el Gobierno pueden presentar una moción de censura, pero tiene que ser constructiva, es decir, con un candidato, y no sabe si sería Casado o Rivera. Les recordó por ello que podrían proponer al líder de Vox, Santiago Abascal, porque la Constitución permite que no sea diputado para optar a la Presidencia del Gobierno y los tres “han posado” juntos, “no ha sido un robado obra de paparazzis”.

"ESPAÑOLES DE BIEN Y ESPAÑOLES DE MAL"

Esteban criticó la ironía de que sean ellos quienes acusan a los demás de enfrentar a los ciudadanos cuando utilizan su voz para hacerlo y para dividir a los españoles entre “los de bien”, los que se concentraron el pasado domingo en la madrileña plaza de Colón, y los españoles “de mal”. “Luego resulta que los excluyentes somos nosotros”, apuntó.

Juzgó además “irónico” que el PP y Ciudadanos salgan a la calle pidiendo urnas mientras otros afrontan penas de cárcel acusados de rebelión por pedir que las hubiera, y acusó a Rivera de defender el voto como primer derecho constitucional “menos en Cataluña”.

Esteban recordó al PSOE que ya reconoció el derecho de autodeterminación de las nacionalidades en su congreso de Suresnes, y también en la transición “detrás de pancartas que lo pedían”. Algún día llegará ese referéndum, aseguró, por la propia evolución de la democracia y de la participación ciudadana.

Mientras, añadió, hay que gestionar las diferencias y buscar acuerdos “que nos hagan sentir cómodos sabiendo que no son el desiderátum de unos ni de otros” y sobre la base de que la ley no es inmutable porque está para facilitar los acuerdos, no para impedirlos.

Esteban cargó contra los argumentos de Ciudadanos para cargar contra los Presupuestos y rebatir su rigor, concluyendo que “o hay quien tiene menos luces que un barco de contrabandistas o quienes contrabandean con mercancía averiada”.

Sus últimas palabras fueron para pedir a los nacionalistas catalanes que voten contra las enmiendas para permitir la tramitación de los Presupuestos y tratar de llegar a acuerdos parciales. Les recordó que en una negociación siempre hay que “intentar reconocer los límites del interlocutor en la coyuntura del momento y saber gestionar los tiempos”, porque enrocarse en palabras y gestos puede no ser la mejor manera de defender las propias posiciones.

Reconoció que los catalanes deberían poder votar sobre su futuro y que los independentistas juzgados deberían estar libres y sin cargos, pero en política “hace falta algo más que tener razón para que las cosas sucedan”, y hay que tomar decisiones elevando la mirada y con perspectiva de medio y largo plazo.

Les alertó de que los movimientos de un día determinan la dirección que toman caminos futuros, y personalmente no ve ventaja para Cataluña en rechazar los Presupuestos, pese a entender “el emocional momento” que implica un juicio que ha hecho, además, un “flaco favor” a la España constitucional.

Considera que “lo más adecuado” es permitir la tramitación de los Presupuestos no porque sean los que habría hecho el PNV sino porque “puede suponer un símbolo” en la disyuntiva entre quienes entienden que el diálogo es “la mejor manera” de resolver los problemas y quienes creen “que todo se puede hacer a golpe de imposición”.