Adolescentes orientarán a la FAD en sus acciones para prevenir el consumo de alcohol
-Gracias a la creación de un sistema de diagnóstico gamificado e interactivo para la formación y prevención “inversa”
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Un total de setecientos adolescentes de entre 14 y 16 años, alumnos de tercero y cuarto curso de Educación Secundaria Obligatoria de institutos de Andalucía, Cantabria, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura y Madrid, orientarán a la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) en sus programas de prevención del consumo de alcohol dirigidos a este colectivo.
Para ello se utilizará un sistema de diagnóstico gamificado e interactivo para la formación y la prevención “inversa” que permitirá “validar” los factores y variables más relevantes que tienen que ver con esta práctica.
El subdirector de Estudios y Programas de la FAD, Miguel Ángel Rodríguez, explicó a Servimedia que el proyecto, que consta de tres fases a desarrollar antes del inicio del curso académico 2021-2022, tiene como objetivo general el “modificar” la estrategia de actuación de la organización en materia de prevención del consumo de alcohol entre los adolescentes de 14 a 16 años.
“Queremos superar la manera tradicional de trabajar", añadió, "en la que los expertos decidimos construir un programa en base a lo que sabemos y se lo aplicamos a todo el mundo por igual, evaluando si es efectivo o no. Aquí se trata de crear un sistema en tres fases para que sean los propios adolescentes los que nos digan en qué tenemos que incidir para trabajar con ellos”.
Así, a lo largo de la primera fase, que arrancará antes de Semana Santa, otros setecientos alumnos determinarán cuáles son los factores y variables más importantes que acompañan a la decisión de consumir alcohol por parte de los adolescentes españoles mediante la contestación a un cuestionario que permitirá a los expertos obtener “datos fiables con el ánimo de conocer perfectamente y validar estadísticamente la presencia de esos factores en la decisión de consumir alcohol por parte de los adolescentes españoles”.
Rodríguez insistió en la “gran importancia” que tiene para la prevención la superación de actitudes y creencias personales sobre el consumo como que “todo el mundo lo hace o que no tiene grandes riesgos para la salud, que consumiendo te diviertes más que si no lo haces o que si no consumo, mis amigos me van a rechazar”, pero también atender a variables de carácter psicológico como la resistencia de los jóvenes a la presión de grupo o su capacidad de toma de decisiones de forma autónoma, que también se medirán.
A partir de ahí, en una segunda fase y en base a la información facilitada por los jóvenes, se construirá un sistema diseñado para un entorno escolar o asociativo, pensado para ser usado de manera autónoma por profesionales con el asesoramiento de la FAD y que medirá dichas variables de forma “interactiva, gamificada, visual y atractiva para ellos”. Los jóvenes podrán interactuar con él para aportar información sobre los factores y variables en los que, a su entender, habría que incidir en cuanto a la prevención.
“No está decidido si será una historia guiada en la que el adolescente tenga que posicionarse frente a algunas situaciones o será puramente un juego, o algo hibrido entre un juego y una historia relatada”, afirmó.
RESPUESTAS ESPECÍFICAS
La última etapa consistirá en diseñar las intervenciones y respuestas preventivas específicas ajustadas “a cada una de las realidades” y en proporcionar al profesorado las herramientas necesarias para trabajar en el aula. “No será un programa de café para todo el mundo igual, sino que se trata de adaptar la intervención preventiva a lo que verdaderamente necesita el alumno a partir de una información obtenida a través de este sistema que detectará los factores de riesgo”.
“Entendemos que esto va a implicar una mayor sinceridad a la hora de darnos información sobre cómo se posicionan los jóvenes en torno a las variables que les parecen más relevantes en relación al fenómeno del consumo de alcohol”, agregó.
“Serán los alumnos los que, directamente, van a decidir dónde tenemos que intervenir, por eso se llama prevención inversa”. “No vamos a hacer un programa estándar y al uso, sino que nos vamos a adaptar a lo que ellos creen”, puntualizó.
Rodríguez abogó por llevar a cabo actividades “muy específicas con objetivos muy claros” para indicar al profesor, monitor o mediador “el camino, la hoja de ruta de respuesta preventiva frente al diagnóstico”. Serán interactivas, muy prácticas, dinámicas y participativas, “en las que haya que moverse, reflexionar, debatir, exponer, que sitúen al adolescente en el centro del proceso de aprendizaje para que, partiendo de lo que sabe, cuestione lo que cree y mire hacia adentro de manera personal y grupal cuestionando lo que cree saber acerca del alcohol”. “Si lo que queremos es cambiar actitudes y modificar comportamientos no podemos responder con actividades meramente informativas”, sostuvo.
Los participantes serán seleccionados a partir de febrero a través de los “circuitos de trabajo habituales” de la FAD y que incluyen ayuntamientos, administraciones autonómicas y asociaciones con las que mantiene contacto.
RAZONES
Entre las razones que han llevado a la FAD a impulsar esta nueva forma de afrontar la prevención del consumo de alcohol entre los adolescentes, Rodríguez reconoció que, aunque se trata de una “actividad muy importante, necesaria y considerada por parte de los profesionales de los centros educativos”, estos sufren “una tremenda presión y tienen un tiempo muy limitado en el aula”.
También mencionó la necesidad de los técnicos y expertos de “adaptarse mucho más a la realidad y la realidad es que los profesionales que llevan a cabo programas de prevención o los incorporan a su trabajo educativo, o no tienen tiempo o necesitan una herramienta que les facilite funcionalmente un diagnóstico”.
“Se trata también de hacer una prevención más ajustada a la realidad, de no dar una respuesta universal, porque todo el mundo no es igual”, subrayó, para, a continuación, precisar que la finalidad no es medir “tanto la eficacia del programa como el cambio que produce una actividad preventiva en un adolescente medido antes y después de aplicar esas herramientas”, siendo consciente de que, cada joven, “en función de dónde vive y su contexto tiene una visión diferente frente al alcohol”.
Junto a ello, también se persigue luchar contra la “manera tradicional de trabajar, un poco tediosa y prolija” y evitar “ciertos sesgos en la respuesta de los jóvenes” gracias a un entorno “mucho más agradable, atractivo y funcional que facilitará una respuesta más sincera”. La primera fase del proyecto ha recibido una subvención de 25.000 euros por parte del Plan Nacional Sobre Drogas.
(SERVIMEDIA)
23 Dic 2018
MJR/gja