Según pudo saber Servimedia, varios agentes se personaron a las cinco de la tarde en una tienda de móviles situada en el número 72 de la calle Tribulete. Algunos vecinos consultados aseguran que se produjo alguna detención y constataron la "inusitada" presencia policial en el barrio.

Por su parte, miembros de la comunidad marroquí muy presente en este barrio madrileño, hicieron un llamamiento a la "prudencia" de las investigaciones, para evitar que "paguen justos por pecadores".

Una vez conocidas las detenciones, el barrio de Lavapiés se convirtió en un hervidero de periodistas y los bares, antes repletos de gente viendo los partidos de fútbol, se fueron vaciando ante la presencia de cámaras de televisión filmando.

Residentes marroquíes del barrio rehuían en esos momentos el interés de algunos periodistas por conocer su oinión acerca de los atentados y las posteriores detenciones, temerosos de la reacción que puede suscitarse en las calles.

Sobre las 22,00 horas de la noche y, de forma repentina, varias decenas de vecinos iniciaron una "cacerolada" e hicieron sonar desde sartenes y cazuelas desde las ventanas, desde donde proferían gritos de "No a la guerra".