Sanidad

Solo el 4,7% de los niños con fibrosis quística hace ejercicio, a pesar de ser beneficioso

MADRID
SERVIMEDIA

Solo el 4,7% de los niños con fibrosis quística hace ejercicio como parte de la terapia, a pesar de la evidencia científica que avala los beneficios de estas prácticas, según datos aportados por Neumomadrid.

La doctora Verónica Sanz, médico especialista en Neumología Pediátrica del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, destacó en relción a esta cuestión que “es muy importante una adecuada actividad física no sólo como marcador de salud general, sino como inductor de una mejora en las enfermedades respiratorias crónicas (asma y fibrosis quística-FQ). Los profesionales debemos realizar una prevención primaria evitando errores en los pacientes y sus familias”.

“Existen múltiples estudios que demuestran que el ejercicio físico es seguro en pacientes con asma leve-moderada. De hecho, puede disminuir la inflamación bronquial y, por tanto, podría ser un coadyuvante en el control del asma”, subrayó. En este sentido, la condición física, definida por el consumo máximo de oxígeno (VO2 pico), se relaciona con mejoras en la calidad de vida, sobre todo en personas con enfermedades crónicas. Por ello, la especialista hizo hincapié en que “un adecuado entrenamiento físico mejora el VO2 pico en asma leve-moderada”.

Por su parte, la doctora Margarita Pérez Ruiz, catedrática de Fisiología del Ejercicio Universidad Europea de Madrid y profesora de Fisiología del ejercicio de esta universidad, consideró que “el ejercicio es una herramienta más del tratamiento avalado por la bibliografía científica desde hace más de cuatro décadas, que mantiene y mejora la condición física del paciente y ello hace que mejore su calidad de vida, el pronóstico de la enfermedad, consiguiendo disminuir el riesgo de hospitalización por exacerbación pulmonar y atenuar el declinar de la función pulmonar”.

De hecho, igual que cualquier fármaco es efectivo si se toma a una dosis determinada (cantidad en mg, frecuencia y duración), el ejercicio tiene efectividad si se hace una prescripción adaptada a la condición física de cada paciente y se progresa semana a semana aumentando la dosis, afirmó la doctora Pérez.

Un paciente con FQ antes de comenzar a hacer deporte tiene que "hacerse una prueba de valoración funcional o prueba de esfuerzo con análisis de gases y registro electrocardiográfico además de pulsioximetría para determinar la condición física del paciente y hacer una prescripción de ejercicio ajustada a sus necesidades”, informó la doctora Pérez.

“De esta forma se consigue individualizar la dosis correcta y efectiva y se puede llegar a una mejora de la condición física y por lo tanto garantizar la efectividad de la terapia. Por ello, es fundamental ponerse en manos de un buen médico y equipo de profesionales para analizar su condición física en todos sus componentes de forma adecuada (componente cardiorrespiratorio, componente metabólico, componente neuromuscular, donde incluimos la resistencia y fuerza muscular, composición corporal y flexibilidad). La prueba de esfuerzo le dará al médico mucha información y le permitirá pautar la dosis inicial. Con todos los datos los profesionales planificaran ejercicio individualizado que le permitirá mejorar la calidad de vida”, concluyó la especialista.

(SERVIMEDIA)
28 Oct 2018
MAN/gja