En su segunda intervención en el debate de la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para dar cuenta del último Consejo Europeo y de la venta de armas a Arabia Saudí, Iglesias comenzó, como en su primer turno, dirigiéndose a Casado. A esa parte del discurso correspondieronl las frases más llamativas del líder de Podemos.

Cuestionando que Casado critique el diálogo con los independentistas catalanes, Iglesias recordó que Aznar, que ayer presentó un libro en un acto en el que dialogó con el actual líder del PP, llamó Movimiento Nacional de Liberación Vasco a ETA y envió representantes de su Gobierno a negociar.

“La próxima vez que le vea y haga un acto con él le pregunta qué tal”, desafió, justo antes de aprovechar de nuevo su relación con Aznar para parafrasear a éste último uno de sus comentarios cuando fue investido con el apoyo de CiU: “Yo le pido, no que hable catalán a la intimidad, pero sí que escuche más catalán en la intimidad”. De esa forma le recomendó que no se oponga al diálogo con los independentistas.

"ARTEFACTO DE HUMILLACIÓN"

Ya a Sánchez le recomendó, en relación con Venezuela, que, puesto que “la derecha no tiene escrúpulos” en utilizarla como arma política, escuche más al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero que a su otro predecesor socialistas, Felipe González, “que hace actos públicos con Aznar”.

Por lo demás, reprochó a Sánchez que, comparando la autodeterminación con el ‘Brexit’, amenazara a los catalanes con que “ejercer el derecho a decidir podia llevarles a una situación económica desastrosa”, e insistió en tres peticiones clásicas de su partido en materias de relevancia internacional.

Por un lado, le propuso: “Vamosa concretar ya el reconocimiento del Estado de Palestina”. Reconocerlo fue, según él, uno de los acuerdos a los que llegó con Sánchez en su penúltima visita a la Moncloa.

Por otro, le invitó: “Acabemos con las devoluciones en caliente, que son ilegales y un atentado contra la dignidad humana”. También le volvió a afear la relación con Arabia Saudí, “un artefacto de humillación para España”, y, haciendo una digresión a partir de la lucha contra el fascismo, reclamó al presidente hacer “lo que haya que hacer para evitar que los restos de un dictador estén en el centro de Madrid” en la catedral de La Almudena.