En una conversación informal con periodistas en el Congreso de los Diputados, en el primer Pleno con el nuevo Gobierno socialista, Sáenz de Santamaría no avanzó sus intenciones y guardó el suspense en torno a su posible candidatura cuando su nombre resuena con fuerza para la carrera sucesoria.

La que fuera ‘número dos’ de Rajoy en La Moncloa sorteó las insistentes preguntas de los periodistas sin siquiera desvelar si ya ha tomado una decisión, en un sentido o en otro, toda vez que la Junta Directiva Nacional del PP estableció ayer los pasos para el proceso congresual que abre con el adiós de Rajoy.

Eso sí, recordó que la “serenidad” es una de sus señas y que tiene “mucha mili”. No quiso hablar tampoco de “candidaturas en negativo” ni de otros posibles rivales como María Dolores de Cospedal o Alberto Núñez Feijóo –en quien muchos ven el “candidato de consenso”-.

En todo caso, mostró su conocimiento sobre el Reglamento del PP y los tiempos que se manejan a partir de ahora. Desde el próximo lunes, 18 de junio, hasta el miércoles 20 a las 14.00 horas los aspirantes podrán oficializar sus precandidaturas, para lo que sólo necesitan 100 avales.

En este sentido, Sáenz de Santamaría respondió con un “de momento sí” cuando fue preguntada si “nos va a poner difícil” saber cuáles son sus aspiraciones ahora que ha sido cesada como vicepresidenta del Ejecutivo y ha pasado a ser diputada 'rasa' del PP con el triunfo de la moción de censura que encumbró a los socialistas a La Moncloa.

Igualmente, desde el entorno de Cospedal mantuvieron silencio en esta jornada posterior al arranque del proceso congresual. El hermetismo fue su consigna, aunque fuentes populares consultadas por Servimedia quisieron precisar que la secretaria general tiene “capacidad y potestad” para decantarse en uno o en otro sentido.

Feijóo, ya de vuelta a Galicia tras la Junta Directiva que dio el pistoletazo de salida a la carrera a la sucesión, mantiene su agenda como presidente de la Xunta sin variaciones. Sigue sin descartarse, aunque ayer ya avanzó que respetaría escrupulosamente los tiempos antes de pronunciarse, ya sea para dar el paso o para continuar al frente de sus responsabilidades.

Desde la dirección nacional del PP siguen apostando por una “lista unitaria”, un candidato “de consenso” que pueda aplacar la guerra interna, aunque hay dirigentes que admiten que “no pasaría nada” por demostrar que puede haber competición si luego todos cierran filas en torno a la persona que se haga con el poder en Génova, que también tendrá la tarea de “integrar”.

Otras fuentes de la cúpula reconocen que es "difícil" el "deseo" de la candidatura unitaria porque ninguno de los nombres que están sobre la mesa ha desvelado cuáles son sus intenciones. Explican que la tensión aumenta porque muchos barones y cargos medios del partido están desconcertados ante la actitud de Rajoy de no señalar a su sucesor, lo que por otra parte es visto como un acto de "regeneración" en sí mismo.

Además, miran con prudencia el proceso congresual porque es la primera vez que se rige por el nuevo sistema de doble vuelta que fue aprobado en el Congreso Nacional de febrero de 2017. En este caso, la última palabra la tendrán los afiliados y fuentes consultadas admiten que desconocen por dónde se puede decantar la militancia.

Las últimas elecciones primarias del PSOE, donde Susana Díaz perdió a pesar de contar con el 'aparato' del partido frente a un Pedro Sánchez que se hizo con el respaldo mayoritario de las bases, les sirven para mirar con recelo el poder que se le está dando a la militancia. "El proceso puede ser endiablado porque no hay costumbre", en palabras de un alto cargo del PP.