"Presuntamente se produjo un ataque en la Zardana, población de la provincia de Idlib, al noroeste del país, que mató a nueve niños", explicó Cappelaere. "También se ha informado de la muerte de cuatro niños debido a la gran violencia en las dos poblaciones sitiadas de Foua y Kafraya, también en Idlib. Idlib es el hogar de cerca de un millón de niños, muchos de ellos desplazados desde otras partes del país. Sin otro lugar al que ir, las familias han buscado albergue en los refugios colectivos y en las escuelas. Mientras tanto, la ciudad de Bou Kamal, fronteriza con Irak, ha sido testigo de una intensa violencia".

El director regional de Unicef dijo que estos hechos demuestran que la guerra y sus efectos sobre los niños de Siria están lejos de acabar, y se lamentó de que "el principio fundamental de proteger a los niños en cualquier lugar y en todo momento sigue siendo un sueño improbable para demasiadas familias".

"Los últimos siete años de guerra en Siria han mostrado que la violencia solo provoca más violencia, odio y venganza, y una mayor fragmentación de una sociedad desgarrada. Desde 2011, cuando comenzó el conflicto, cerca de 6 millones de niños se han visto desarraigados de sus hogares. No hay vencedores en ninguna guerra contra los niños. Todo el mundo pierde, sobre todo los niños y el futuro de Siria", concluyó Cappelaere.