Según informó la Policía, los arrestos se ha producido en Benidorm (2), Pamplona (1) y Palma (1). Entre los detenidos está el cabecilla de la organización criminal, que ha ingresado en prisión.

Durante la operación fueron liberadas dos mujeres nigerianas, que permanecían en España en una situación de total vulnerabilidad al desconocer el castellano, carecer de documentación o dinero y contraer una deuda de 35.000 euros con sus captores para ser traídas a Europa. Una de estas víctimas fue obligada a abortar cinco veces por sus captores.

La investigación comenzó cuando los agentes conocieron, a través de una ONG especializada en la asistencia y protección de víctimas de trata de seres humanos, la existencia de una mujer nigeriana que había sido explotada sexualmente en un club ubicado en Alicante. La víctima se encontraba extremadamente asustada y desconocía la identidad de sus explotadores, sin embargo tras diversas pesquisas se logró identificar y localizar a los diferentes miembros del entramado criminal.

ASESINADAS POR RESISTIRSE

Al mismo tiempo, según las manifestaciones de una de las mujeres liberadas en esta operación, su viaje hasta España se demoró durante meses. Junto a otras decenas de personas, esta víctima atravesó Nigeria, Níger y Libia por vía terrestre a través del desierto, en condiciones insalubres y de extrema dureza, lo que provocó la muerte de varias personas durante el trayecto.

Una vez en Libia, estos inmigrantes debían esperar el momento de poder embarcar ilegalmente hacia Italia. Durante la espera, una de las víctimas liberadas en esta operación fue agredida sexualmente en varias ocasiones, siendo testigo de cómo compañeras de viaje eran asesinadas al resistirse.

Una vez eran hacinadas unas ciento cincuenta personas en una patera que no contaba con los más mínimos sistemas de navegabilidad y seguridad, se dirigían hacia las costas italianas.

Esta mujer liberada también explicó que la embarcación en la que viajaba fue interceptada por las autoridades italianas y trasladada a un centro de refugiados. De allí logró sacarla el cabecilla de la red desarticulada ahora en España, quien la trasladó hasta su domicilio en Benidorm. Allí era prostituida y obligada a mantener relaciones sexuales por el cabecilla de la banda.