Los niños se enfrentan a peligros debido a la proximidad de zonas militares (bases, instalaciones de almacenamiento y puntos de control de seguridad) a escuelas y jardines de infancia a lo largo de ambos lados de la línea que divide las zonas controladas por el Gobierno y las que no, donde los combates son más intensos.

Al menos 45 escuelas han sido dañadas o destruidas en los últimos 16 meses, que se suman a las más de 700 escuelas dañadas desde que comenzó el conflicto.

"Los niños aprenden en escuelas con agujeros de bala en las paredes y sacos de arena en las ventanas, refugios antiaéreos en los sótanos y metralla en sus patios", asegura la representante de Unicef en Ucrania, Giovanna Barberis. "Los niños están extremadamente nerviosos por los bombardeos y los maestros tratan de calmarlos, pero es difícil para ellos, porque están nerviosos y estresados”.

Unicef ayuda a combatir esta situación proporcionando apoyo psicosocial y educación sobre el riesgo de las minas a cientos de miles de niños, jóvenes y cuidadores. Esta agencia de la ONU también apoya la rehabilitación de escuelas y jardines de infancia dañados y distribuye suministros educativos vitales, como kits educativos, mobiliario y equipamiento deportivo.