En el texto se expone que “durante las últimas décadas, el mundo está haciendo esfuerzos para promover la participación de las mujeres y niñas en la ciencia, un espacio que tradicionalmente ha sido dominado por los hombres” y añade que “sin embargo, las mujeres científicas enfrentan aun barreras para participar, investigar y trabajar en el ámbito científico”.

En la declaración se expone el compromiso de la Asamblea de Madrid a impulsar la participación plena y en condiciones de igualdad de las mujeres y las niñas en la educación, la formación, el empleo y los procesos de adopción de decisiones en la ciencia.

Asimismo, agrega, se promoverán acciones para tratar de eliminar toda forma de discriminación contra la mujer, incluso en las esferas de la educación y el empleo, así como sortear las barreras jurídicas, económicas, sociales y culturales al respecto mediante la promoción del establecimiento de políticas y planes de estudio en el campo de ciencia para alentar la participación de las mujeres y las niñas, promover las perspectivas de carrera de las mujeres en la ciencia y reconocer los logros de las mismas en ella.

En el texto se afirma que se formularán medidas de igualdad de género en el sistema de investigación, ciencia e innovación tecnológica y aplicará políticas transversales con perspectiva de género en todas las acciones públicas relacionadas con la ciencia, la investigación, la educación y el conocimiento, que sirvan para impulsar la presencia y el impacto de las mujeres y las niñas en la ciencia.

Asimismo, indica que en España, si bien el porcentaje de mujeres con estudios universitarios se ha incrementado en las últimas décadas, superando en la actualidad el 50 % en ciertas ramas, continúa siendo minoritaria de manera que el número de graduados por cada 1.000 hombres duplica al número de graduadas en el tramo de edad de 20 a 29 años.

En el ámbito laboral, esta elección de estudios por parte de las niñas se traduce en una menor presencia de trabajadoras en sectores considerados tradicionalmente masculinizados de manera que escasamente llegan al tercio del total de personas ocupadas en sectores de alta y media-alta tecnología, incluyendo su personal de I+D.

En Madrid solo el 38% de los investigadores son mujeres, un porcentaje que baja hasta el 32% en el sector empresas.