Así lo explicaron en un encuentro informativo el presidente de Iberia, Luis Gallego, y el director comercial, Marco Sansavini, quienes apuntaron que la compañía no aspira a un cambio sustancial.

En concreto, Sansavini indicó que el objetivo de la aerolínea es captar a aquellos clientes que están interesados en contar con una gran frecuencia de vuelos, que según destacó “están dispuestos a gastar algo más”.

A este respecto, explicó que en la actualidad en la ruta Madrid-Barcelona el tren transporta aproximadamente al 65% de los pasajeros y el avión al 35%, porcentaje similar a rutas equiparables europeas como el Roma-Milán o el París-Lyon.

En cuanto a la marcha del nuevo puente aéreo, destacó que se ha producido una mejora de 10 puntos en el nivel de satisfacción y que un tercio de los pasajeros se beneficia de alguna de las mejoras introducidas, especialmente la de poder reservar.

Preguntado por el impacto de la situación política en Cataluña, Gallego reveló que la compañía ha notado cierta ralentización de las reservas, aunque aseguró que “no ha sido una hecatombe”.

Además, destacó la buena marcha de Level en El Prat, compañía que está en situación de cerrar su primer año de actividad con beneficios. “Es algo que no es fácil y que se ha logrado gracias a un nivel de ocupación muy bueno”, afirmó. En relación con Level, destacó también que la decisión de International Airlines Group de basar un tercer avión el año que viene en Barcelona “ratifica el apoyo de la compañía a Cataluña”.

Más allá de Cataluña, Iberia encara el año 2018 con la intención de incrementar alrededor de un 8% su oferta, con el lanzamiento de nuevas rutas a San Francisco y Managua, además de incrementar vuelos a Tokio, Buenos Aires, Santiago de Chile, Río de Janeiro, Guatemala y Bogotá.

Otro de los retos para el próximo año es la negociación de nuevos convenios para los pilotos y el personal de tierra, en las que Gallego asegura que la compañía está dispuesta a aceptar mejoras salariales si están ligadas a la productividad.