En la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, sugirió que esas propuestas son “la señal” que espera el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, para reanudar el diálogo una vez que releve a Celestino Corbacho al frente del Ministerio de Trabajo e Inmigración.

La única valoración que el Gobierno hace de la huelga general es que la jornada transcurrió dentro de los cánones democráticos y se garantizó el derecho de quienes quisieron secundarla y el de quienes optaron por acudir a su puesto de trabajo, con un ejercicio de responsabilidad elogiable por parte de todos los ciudadanos.

A partir de ahí, el Gobierno quiere “pensar en el futuro” y encontrar la forma de “recuperar un diálogo que creemos que es muy importante” para sacar adelante reformas pendientes.

Pese a la jornada de protesta, el Gobierno considera demostrado que “escucha”, porque la reforma laboral estuvo mucho tiempo en la mesa del diálogo social antes de que el Ejecutivo se viera abocado a ejercer su responsabilidad y emprender las medidas que entiende necesarias para la recuperación del crecimiento económico y el empleo.

Esa reforma es necesaria, insistió Fernández de la Vega, y hay que aplicarla y “dar el tiempo necesario” para evaluar sus resultados, al tiempo que se van abordando otras reformas.

Con ello, el Gobierno reitera la idea de que son otros los ámbitos que está dispuesto a abrir al diálogo con los sindicatos, especialmente las pensiones, donde cree que hay “margen para dialogar” a partir de la propuesta ya formulada de elevar la edad de jubilación a los 67 años.