El Monarca llegó a la Cámara Baja poco antes de las cinco de la tarde y fue recibido por la presidenta de las Cortes Generales, Ana Pastor, que le acompañó hasta la capilla ardiente instalada en el Salón de Pasos Perdidos. Allí, dio el pésame a la familia de Marín, que falleció ayer a los 68 años, y escuchó atentamente a su viuda e hijas durante unos minutos.

Felipe VI también intercambió palabras con el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que llegó al Congreso poco después que él. Igualmente, saludó al portavoz del Ejecutivo, Íñigo Méndez de Vigo, y al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y al resto de familiares y políticos congregados en torno al féretro.

Tras expresar su pésame a la familia, dejó plasmado en el libro de condolencias su testimonio de “gran aprecio” por un “un hombre de Estado” como fue Marín. Felipe VI le definió como un “gran político y servidor público, siempre defendiendo con pasión el interés general de España”.

También ensalzó su defensa de la “vocación europea de España”, “fomentando la cercanía de Europa a nuestra querida Iberoamérica”. “Que descanses en paz, Manolo, y gracias por tanto”, remachó Felipe VI.

Durante la media hora que estuvo en el Congreso de los Diputados, la capilla ardiente permaneció cerrada al público general, que volvió a entrar con normalidad una vez abandonó las instalaciones a las 17.25 horas bajo vítores de "viva el Rey" en la Carrera de San Jerónimo.