Aedenat basa su recurso en la situación de interinidad en la que se encuentran el presidente del CSN, Donato Fuejo, y dos de los cuatro consejeros de este organismo, Luis Echávarri y Fabio Sarmiento, que cumplieron el tiempo de mandato para el que fueron designados el pasado mes de octubre.

Según Aedenat, esta situación ha convertido al CSN "en muy vulnerable a las presiones de las eléctricas, no pudiendo adoptar ninguna deisión de fuerza".

A este recurso se unirán otros grupos ecologistas, como la Coordinadora de Organizaciones de Defensa Ambiental (Coda), Acció Ecologista de Valencia, La Garba de Murcia, Avden de Valladolid, EKI de Euskadi, Agaden de Cádiz y el Comité Antinuclear de Salamanca.

Además, los servicios jurídicos de Greenpeace están estudiando la posibilidad de emprender esta y otras acciones legales contra la decisión del CSN, según confirmó a Servimedia Carlos Bravo, portavoz de la organización.

Greenpeace asegura que el plan de Unión Fenosa está basado en técnicas criticadas internacionalmente por expertos en seguridad nuclear.

Bravo declaró que el visto bueno del CSN al plan de reparación de Unión Fenosa "supone una grave irresponsabilidad y pone en peligro la seguridad de los trabajadores de la central, la población y el medio ambiente".

Para Aedenat, "la propuesta de reparación de la central es temeraria, pues no evita que el problema vaya a aparecer de nuevo y las condiciones de ala radiactividad en que se trabajará impiden que se pueda certificar de forma absolutamente segura, mediante radografía, el resultado de las reparaciones".

Según la organización ecologista, será necesario acometer "nuevas y costosísimas" reformas para mantener la central en funcionamiento, ya que los propietarios deberán construir una torre de refrigeración, "con un coste de 1.200 millones de pesetas", según Aedenat, y habilitar un almacén en seco de residuos de alta actividad, "puesto que las piscinasde la central se encuentran saturadas".

"En suma", concluye Aedenat, "es necesario invertir varios miles de millones de pesetas en una planta de diseño obsoleto, que puede volver a presentar serios problemas técnicos en breve espacio de tiempo. Y lo que es peor, se condena a la población a la inseguridad ante un posible accidente nuclear. La decisión más sensata es decretar el cierre definitivo de Zorita".