En una rueda de prensa conjunta con la presidenta de Chile, Michele Bachelet, Rodríguez Zapatero negó las acusaciones de pasividad lanzadas por el PP, que le reprocha no haber hablado aún personalmente con el presidente de Bolivia, Evo Morales, tras el decreto de nacionalización.

Subrayó que se ha trabajado "desde el primer momento" tras conocer el decreto y hasta Bolivia viajó una delegación "al más alto nivel", encabezada por el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León.

El objetivo era fijar un marco de negociación bilateral con Bolivia en el plazo de tiempo fijado por las autoridades de este país. Esa negociación, dijo, "llevará un tiempo".

Rodríguez Zapatero reiteró su tesis de que el método a utilizar con un país "amigo" miembro de la comunidad iberoamericana es el diálogo político.

Dio por hecho, en este sentido, que habrá oportunidad de conversar con Morales en la cumbre que esta semana se celebra en Viena entre a Unión Europea y los países de América Latina y Caribe.

En este tipo de citas, explicó, todos los presidentes y primeros ministros "hablamos entre nosotros" y ése será el caso en esta ocasión.

Antes, en la respuesta a una pregunta relativa al sector energético, sobre el papel a jugar por América Latina y las relaciones con España, Rodríguez Zapatero defendió que las empresas españolas presentes en estos países deben tener como objetivo lograr beneficios, pero también contribuir al desarrollo del país en el que están y ser "sensibles" a las circunstancias que se vive en cada uno de ellos.

También Bachelet, recién elegida presidenta de Chile y de visita oficial en España dentro de una gira previa a la cumbre de Viena, se refirió a la inquietud suscitada por algunos procesos electorales en su continente.

Bachelet considera que cada resultado electoral refleja una expresión de la búsqueda de soluciones para atender a demandas insatisfechas de la ciudadanía, y se mostró por ello repestuosa con la fórmula que cada pueblo elija para buscar esas soluciones, aunque se pueda "no pensar de la misma manera".

Se trata, dijo, de formas distintas de afrontar desafíos que son comunes al conjunto de América Latina, como el fortalecimiento de la democracia y la erradicación de la desigualdad que lleva a la miseria de una parte de la población.

Esos desafíos comunes aconsejan, en su opinión, una mayor integración de los países de América Latina, una cooperación más estrecha que les permita resolver retos como la gestión de sus recursos energéticos, el intercambio de infraestructuras, o una voz fuerte en el contexto mundial.

Rodríguez Zapatero y Bachelet rubricaron en Moncloa un Plan de Asociación Estratégica bilateral, que para España supone el más alto nivel de implicación en la cooperación, y para Chile "no un mero gesto protocolario", sino la ratificación de la voluntad de reforzar la relación entre dos países a los que una "una gran afinidad".

España es el segundo país inversor en Chile y Rodríguez Zapatero aseguró que las empresas españolas se sienten "a gusto" allí, un país "ejemplo" para el resto de América Latina por su camino hacia la democracia y el bienestar de sus ciudadanos, que ambios mandatarios compararon con el de España.

En un momento de su intervención, Rodríguez Zapatero expresó su satisfacción por comparecer junto a Bachelet como presidentes de dos de los tres países en el mundo que tienen gobiernos paritarios, una elemento que juzga demostrativo de la voluntad de igualdad real entre hombres y mujeres.

Explicó, en respuesta a una pregunta, que no tiene previsto romper el protocolo para asistir a la cena que se le ha preparado a Bachelet sólo con mujeres como homenaje a su lucha decidida por la participación de las féminas en la vida política.

Igual que no ha roto el protocolo para asistir al encuentro de Bachelet con empresarios españoles, dijo el presidente español, tampoco lo hará para asistir a esa cena.