Rodríguez Zapatero protagonizó en el Bilbao Exhibition Center un emotivo acto electoral junto al secretario general de los socialistas vascos, Patxi López, y los cabezas de lista al Congreso de los Diputados, en el que también estuvieron los presidentes autonómicos de Cataluña, Aragón y Castilla-La Mancha.

En la mente de todos ellos estaba la acusación lanzada por Mariano Rajoy el pasado lunes en su debate televisivo con el presidente, de haber agredido a las víctimas del terrorismo.

Patzi López respondió con contundencia, denunciando lo que considera una "muestra indecente de una forma miserable de hacer política". Rodríguez Zapatero no respondió a esa acusación, pero sí explicó al auditorio por qué no fue "más duro" con Rajoy al escucharlo.

Reconoció que algún compañero se lo había preguntado tras el debate, y su respuesta es "que no nos parecemos en nada a ellos", por eso respondió como lo hizo y también por eso el PSOE ganará las elecciones. "Ésa es la diferencia, sentiros orgullosos de ella, porque no sabéis lo que se disfruta cuando, además de ganar, se gana con una sonrisa y con buen talante".

Sus primeras palabras desde la tribuna fueron para anunciar una ofensiva contra la violencia de género, que en un solo día se ha cobrado la vida de cuatro mujeres.

Anunció que, si gana el 9 de marzo, en la primera semana tras la cita electoral convocará a los presidentes autonómicos para definir una estrategia conjunta contra la violencia de género. Recordó que en 2004 se comprometió a aprobar una ley contra la violencia de género, "que es útil, pero insuficiente".

Por ello convocará una Conferencia de Presidentes "extraordinaria y urgente" para definir un "plan conjunto de lucha sin cuartel" contra la violencia de género. "No pararé hasta terminar con esta lacra del machismo criminal", apostilló.

Aunque habló de otras cosas y desgranó algunos de sus logros, el presidente centró casi todo su discurso en la lucha contra el terrorismo, para defender su gestión y denunciar la oposición del PP.

Apostó por seguir trabajando para que todos se sientan "a gusto" en el País Vasco y también para que haya una oposición "razonable, que piense en España, que defienda a España, y no sólo el poder y cómo poner zancadillas en todo al Gobierno de España".

Con esa oposición "vale todo, hasta usar el terrorismo sólo por la ciega y desnuda ambición de poder y por no haber sabido asumir una derrota electoral", denunció.

Pero pidió también a los vascos que en las próximas elecciones "no den ningún amparo, ni la más mínima legitimidad, ni un respiro a los violentos, después de que se ha comprobado tras el esfuerzo que sólo saben hablar el lenguaje del dolor, de la muerte y de la bomba, es lo único que saben hablar".

Tras esa petición a los electores vascos, insistió en que el País Vasco "es de todos y para todos" y hay que seguir trabajando por el entendimiento, el respeto y la convivencia de quienes defienden distintas banderas.

Rodríguez Zapatero subrayó entre aplausos que defendió la paz dedicando a ello su mejor capacidad, lo más alto de sus ideales "y lo más profundo de mis sentimientos".

Habló también de inmigración, para denunciar que el PP trata a quienes llegan de fuera como si fueran bienes, no personas; y de economía, para arremeter contra "la hipocresía a más no poder" del PP. "Todo es pura demagogia porque les importa un rábano" la marcha de la economía y sólo quieren "meter miedo", sentenció.