El PSOE quiere orientar la fiscalidad a incentivar la inversión productiva y aumentar la competencia, además de fomentar la transparecencia en el sector público y en el privado, todo ello acompañado de un fortalecimiento del sector exterior.

El líder socialista expuso su visión de esa alternativa en una conferencia dentro del ciclo organizado pr "The Economist", que no quiso centrar en un rosario de críticas al Gobierno, pero en la que contrastó ese modelo "agotado" con una visión global distinta del crecimiento.

En primer lugar, aseguró que lo más preocupante no son en sí los problemas de la economía, es decir, la inflación, la pérdida de competitividad, la insuficiencia tecnológica y la baja calidad de la superestructura, sino la "ausencia de respuesta" de un Gobierno que parece conformarse con "una perspectiva de crecimiento mediocre". Frente a esto, abogó por un nuevo modelo de crecimiento basado en "productividad con empleo", que permitiría un aumento equilibrado de las rentas, de la inversión doméstica y de la extranjera, la recuperación de la competitividad exterior, y la atención a las necesidades sociales a largo plazo, sobre todo las relacionadas con las pensiones.

Para aumentar la productividad sin destruir empleo, definió dos vías complemetarias: aumentar el "stock" de capital por empleado con mayor inversión privada y pblica, y una mayor inversión en nuevas tecnologías con reducción de cargas burocráticas y eficiencia gubernamental.

PRIMERO EL GASTO Y LUEGO EL INGRESO

Ese modelo se basaría también en una nueva política presupuestaria, en la que primero se definiría el nivel y la composición del gasto, y luego los impuestos. "La redistribución de la renta se puede basar en el gasto má que en los impuestos", sentenció.

Además, aseguró su respeto por la estabilidad presupuestaria, que, desde su punto de vista, "o tiene color ideológico. Ejemplos de Gobiernos que han promovido déficits y reducción del gasto público o al revés los hay a la izquierda y a la derecha", comentó.

Sí dejó claro, no obstante, que el Pacto de Estabilidad es "un marco apropiado", pero no "su interpretación fundamentalista de déficit cero año a año". En este punto, abogó por "dejar actuar a los estabilizadores automáticos y permitir un margen para las políticas anticíclicas", es decir, fiscalidad más expansiva en períodos de recesión y iceversa.

Rodríguez Zapatero aseguró que el "culto numérico" del Gobierno "denota una ausencia total de programa económico". "Nosotros tenemos un objetivo claro y nos someteremos a esa restricción adicional que es la estabilidad presupuestaria", indicó.

Reiteró que no se trata de gastar más, sino de hacerlo mejor, y apunto que "se puede fijar el cuarenta por ciento como un techo para el gasto público como porcentaje del PIB", que parece suficiente para converger y mejorar el bienestar social.

A partir de ese techo, el gasto público sólo crecería al mismo ritmo que el PIB nominal, no recortando unas partidas a costa de otras, sino permitiendo que unas crezcan a un ritmo mayor que otras.

En cuanto a la composición del gasto, la prioridad sería esa "productividad com empleo" y, por tanto, la inversión en I+D, educación, y todo lo que es formación de capital tecnológico y humano.

Otro elemento básico de ese modelo es "la excelencia del gasto", que se garantizaría a través de una Oficina resupuestaria que controlara las políticas de gasto desde el Congreso de los Diputados, una Agencia independiente de Evaluación de las políticas públicos, y un Comité de Expertos al servicio de la Presidencia del Gobierno.

FISCALIDAD ESTABLE

En cuanto al modelo fiscal, definido después de la política de gastos, advirtió de la necesidad de "evitar los miles de cambios normativos" y abogó por rescatar el Estatuto del Contribuyente. Todo sobre la base de que las reformas del IRPF no han resuelto los prblemas planteados por este impuesto.

Rodríguez Zapatero dedicó un capítulo a la inflación, a la que definió como una "lacra" y de la que responsabilizó en gran medida a la falta de credibilidad del Gobierno. En primer lugar, rechazó que se fijen las tarifas de los servicios "a golpe de IPC" y que se "fustigue" a determinados sectores por subir los precios.

A continuación, abogó por reconocer el problema y generar conciencia colectiva de su existencia, recuperar la credibilidad fijando un objetivode inflación alcanzable, "posiblemente negociando un acuerdo social con todos los agentes implicados", flexibilizar los mercados y orientar la política presupuestaria al crecimiento de la oferta, de la inversión y de la productividad.

Además de exponer esta alternativa, Rodríguez Zapatero denunció que el Gobierno ignora el impacto económico que tendrá para España la ampliación de la Unión Europea, ya que nuestro país carece de los criterios para beneficiarse y acumula los necesarios para salir perjudiada.

También alertó de la necesidad de recuperar la presencia exterior de España y la cuota de mercados, debida a la falta de competitividad. Una de las claves está, en su opinión, en promover un nuevo modelo de turismo de calidad que respete el medio ambiente y no congestione nuevas infraestructuras.

De la misma forma, abogó por defender las inversiones en el exterior y por reforzar la presencia de España en los foros internacionales relevantes. "Aspirar a ingresar enel G-8 no debe sustentarse e privilegiadas relaciones de amistad con un presidente norteamericano sino en la fortaleza de una economía productiva y competitiva".

El líder socialista aprovechó la presencia en la mesa redonda del presidente de la SEPI para denunciar "con todo mi cariño" la ausencia de transparencia en el proceso de privatizaciones, prueba de lo cual es "la permanente batalla en el Parlamento para tener los elementos mínimos de información".