ZAPATERO PIDE A RAJOY QUE PIENSE "EN EL DIA DESPUES" DE LA APROBACION Y DEMUESTRE "CINTURA" PARA NEGOCIAR
- Asegura que la sede de la soberanía nacional no se ha puesto "jamás" en cuestión, y que no habrá cambios en el régimen lingüístico de Cataluña
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pidió hoy al líder del PP, Mariano Rajoy, que piense "en el día después" de la aprobación de la reforma estatutaria de Cataluña, una norma que regirá la vida política en esta comunidad y sus relaciones con el resto de España, y que la negocie con la "cintura" que requiere un debate de este calado en un país democrático.
En un desayuno informativo en el Fórum Europa, el presidente sentenció que la descentralización ha sentado bien a la España democrática, "que es la más unida en toda su historia, porque lo que une es la democracia, porque integra, respeta la diversidad, favorece las energías sociales de las distintas comunidades, es una apuesta por la libertad".
Frente a quienes ven en riesgo la unidad de España, el presidente reiteró su tesis de que son la democracia y la libertad los factores de esa unión. "¿Alguien piensa que hemos estado más unidos en algún momento?", se preguntó, y respondió: "Yo creo que no, y creo que la inmensa mayoría de los ciudadanos, tampoco".
Con esa convicción, vaticinó que las reformas ahora emprendidas mejorarán el bienestar de los ciudadanos, porque fortalecerán el proyecto común. "Quizá cuando pasen unos años y recordemos el debate en el que algunos han puesto ofuscación, excesiva ofuscación, concluiremos con naturalidad que una vez más a España le sientan bien las reformas democráticas", dijo.
"Espero que esto, más que como un anticipo o un pronóstico, se entienda como un llamamiento a la serena reflexión, que, por cierto, es la única manera de reflexionar", dijo Rodríguez Zapatero, en una clara referencia a la actitud del PP en este debate.
El presidente reiteró su compromiso y su deseo de aprobar la reforma estatutaria catalana y resaltó el valor de las conversaciones como un síntoma de democracia, no de ruptura. Analizar cómo se afronta mejor la inmigración, en qué manos deben estar los impuestos o "cuáles deben ser los conceptos justos de solidaridad entre nosotros", explicó, "no sólo no comporta ningún riesgo, sino que es un obligado ejercicio para mejorar las cosas".
En su opinión, la cuestión de fondo es que en este ámbito, como en todos, "algunos tienen pleno convencimiento en el futuro de este país" y confían por ello en las reformas emprendidas por los ciudadanos, "y otros nunca tuvieron capacidad de reformar, de hacer cambios destinados a afianzar ideas de futuro".
Por ello, respondió con ciertas reservas a los ofrecimientos de diálogo lanzados por el presidente del PP, Mariano Rajoy. Pese a que siempre "me agrada" la convocatoria al entendimiento, dijo el presidente, cualquiera que siguiera la intervención del líder de la oposición en el debate parlamentario sobre la reforma estatutaria pudo concluir que su disposición a sentarse a hablar era "inexistente".
No obstante, añadió, "si de verdad y en serio" el líder del PP desea dialogar, el PSOE mostrará "la mejor predisposición", como seguro lo harían también el resto de los partidos. Si el principal partido de la oposición llega a la conclusión de que debe implicarse en la negociación, dijo el presidente, será porque piensa en "el día después" de la aprobación del Estatuto.
Si se aprueba el texto, explicó, es porque la reforma es razonable y plenamente constitucional, aunque eso siempre será determinado por el Tribunal Constitucional. Por tanto, es de esperar "larga vida" para el nuevo Estatuto, seguramente más de una generación, y "el día después" es algo que deben plantearse los partidos presentes en la vida política catalana y del resto de España.
TRABAJAR CON MATICES
"Es muy difícil hacer política en democracia sin tener algo de cintura", porque los debates democráticos están llenos de matices y, tanto desde el Gobierno como desde la oposición, dijo el presidente en un mensaje claramente dirigido al PP, es necesario saber trabajar con ellos.
Después de la referencia a la "ofuscación" del PP, Rodríguez Zapatero incidió en la idea de que las sociedades que no avanzan son las que "se encierra, temen los cambios". "Afortunadamente, la democracia es la negación de las leyes inmutables y eternas y, por tanto, la afirmación del derecho de la sociedad a acometer nuevas ambiciones, a mejorar lo que hemos recibido, también en la forma de entender la articulación de España".
Defendió por ello el debate existente estos días sobre cuestiones de fondo y de funcionalidad del sistema, "más allá de conceptos que afectan a elementos simbólicos y emotivos", como puede ser la definición de Cataluña, algo que está en el ámbito de los sentimientos y que, en su opinión, se zanjará cuando se hagan compatibles los sentimientos de todos.
El presidente no desveló cómo se pueden hacer compatibles esos sentimientos, pero sí garantizó que la soberanía seguirá estando "donde dice la Constitución". Prueba de ello es que el Congreso de los Diputados y el Senado, las Cortes Generales, tendrán la última palabra sobre la reforma y cuando en el futuro se plantee una nueva modificación del Estatuto, seguirá siendo así, es decir, que la sede de la soberanía no se ha puesto "jamás en cuestión". "Quienes han dicho lo contrario", denunció, "no han sido serios ni responsables".
Aunque no desveló aspectos de la negociación de esa reforma estatutaria de Cataluña, Rodríguez Zapatero dejó caer algunas posiciones del Gobierno al hablar de las modificaciones previstas del IRPF y del Impuesto de Sociedades. Explicó en este capítulo que el IRPF será más simple, con tipos más reducidos, y "más participado por las comunidades autónomas", y el de Sociedades se mantendrá íntegramente en el ámbito del Estado "como medio de garantizar la unidad de mercado".
A la hora de afrontar la financiación autonómica, dijo, hay que tener en cuenta que las cuentas públicas están saneadas y, por tanto, existe margen para comprobar los resultados "con serenidad", teniendo siempre presente que la "justa solidaridad" es el principio que debe guiar el sistema.
En lo que no van a existir cambios, aseguró el presidente, es en el régimen lingüístico de Cataluña, que no ha sido cuestionado y que está además contenido en numerosas leyes, también de la Generalitat. "No va a modificarse nada", aseveró, por lo que cualquier discurso contrario en este sentido debe ser reflexionado con serenidad.
El presidente tuvo elogios para el conjunto de fuerzas catalanas implicadas en esta negociación, pero, sobre todo, para CiU, cuya contribución a la construcción de la democracia consideró "decisiva" y que tuvo también un papel "fundamental" en la aprobación de la Constitución.
Juzgo por ello "paradójico" que su actitud sea reprochada, precisamente, por quienes tuvieron un comportamiento "ni de apoyo ni de entusiasmo" hacia el Título VIII del texto.
(SERVIMEDIA)
10 Ene 2006
E