La relación entre el Gobierno y la jerarquía de la Iglesia Católica se ha deteriorado especialmente después de que la Conferencia Episcopal Española hiciera pública una nota con orientaciones a los votantes católicos con motivo de las elecciones generales del próximo 9 de marzo.

El Gobierno ha interpretado las recomendaciones de los obispos como una clara invitación a votar al Partido Popular y un rechazo a las políticas llevadas a cabo por los socialistas durante la última legislatura.

Según explicó el pasado viernes la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, Zapatero pedirá al nuncio "respeto recíproco y diálogo" entre dos instituciones diferenciadas con funciones también distintas.

Al "caldito" transformado en cena que se celebrará hoy en la sede de la Nunciatura el presidente acudirá, según De la Vega, con el mensaje que lleva defendiendo desde siempre: respeto recíproco y diálogo entre el Gobierno y la Iglesia.

LIBERTAD RELIGIOSA Y RESPETO

"Cada uno tiene atribuidas las funciones constitucionalmente", aseguró la vicepresidenta, y por tanto hay que partir de un respeto básico a la separación de ambas instituciones. "Esos son los principios con los que se ha trabajado" estos cuatro años, añadió.

Fernández de la Vega defendió el respeto a la libertad religiosa consagrada en la Constitución y también a la separación entre las funciones políticas y religiosas.

El respeto mutuo y siempre con "diálogo abierto" son, en opinión del Gobierno, las reglas "en las que hay que seguir avanzando y profundizando" para evitar episodios como el reciente, manifestaciones que, a su juicio, "han sido poco respetuosas".

"La democracia establece reglas que son exigibles y el Gobierno las va a exigir siempre", manifestó el viernes pasado Fernández de la Vega en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Según informaron a Servimedia fuentes próximas a Zapatero, ni la Nunciatura ni el Ejecutivo han fijado una agenda de temas a tratar en el encuentro, por lo que ambos acuden dispuestos a escuchar las reflexiones del otro e intercambiar sus puntos de vista "como amigos" y "sin testigos", con el objetivo de limar las diferencias surgidas en los últimos meses entre el Gobierno y la Iglesia Católica.