Así lo aseguró la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros.

La vicepresidenta afirmó que la cita en la Nunciatura fue "muy cordial", basada en el diálogo y el entendimiento que rigen las relaciones bilaterales entre el Gobierno y el Vaticano, que son "buenas".

El presidente, aseguró Fernandez de la Vega, no trasladó al nuncio "ningún planteamiento de que fuera haber ninguna modificación en la política del Gobierno", aunque sí abordaron "lo que había sucedido últimamente" con la Conferencia Episcopal y el presidente defendió la necesidad de "respeto mutuo".

No hubo reproche alguno, reiteró la vicepresidenta, porque entre el Gobierno y el Vaticano "no hay ningún problema" más allá de las "discrepancias" con la jerarquía eclesiástica española que ya se han trasladado a la Conferencia Episcopal.

Esas discrepancias fueron trasladadas también por el embajador de España al Vaticano, pero la vicepresidenta aseguró que de ello no se esperaba ninguna respuesta expresa por parte del nuncio, más allá de un diálogo que fue "constructivo".