Rodríguez Zapatero compareció en La Moncloa hacia las diez y media de la noche, inmediatamente después de que lo hiciera en Barcelona el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall.

Sus primeras palabras fueron para felicitar a los catalanes por el "cívico" desarrollo de la jornada electoral, de la que subrayó la "normalidad". Esa es la tónica general, dijo, al valorar también la participación, ya que la media de las consultas sobre estatutos de autonomía se sitúa en torno al cincuenta por ciento del censo.

Con esa premisa, juzgó "amplio" el respaldo obtenido por el nuevo Estatuto, tres de cada cuatro ciudadanos que acudieron a las urnas, resaltó, optó por respaldar el texto. El presidente del Gobierno aseguró que, con el nuevo Estatuto, Cataluña "verá mejor reconocida su identidad propia, dispondrá de un mejor instrumento para ejercer su autogobierno, y se preservará el rico pluralismo consustancial a sociedad catalana".

A partir de hoy, añadió, el Estatuto "se abre" a todas las fuerzas políticas, a todas las ideas y a todos los ciudadanos. En coherencia con esa convicción, Rodríguez Zapatero comprometió la cooperación leal de su Gobierno con el de Cataluña y con todos los partidos políticos para desarrollar y aplicar el texto.

Rodríguez Zapatero se refirió al referéndum como una muestra de que la España autonómica avanza con la normalidad institucional propia de una democracia "sólida y asentada" en la Constitución, que demuestra también su capacidad para articular la convivencia entre españoles.

La de Cataluña es la primera de las reformas estatutarias refrendadas en referéndum, pero detrás llegarán más, y el presidente insistió en que el proceso iniciado "acercará más el poder a los ciudadanos e integrará mejor el proyecto común de España".

Aunque el Estatuto anteriormente vigente fue aprobado en 1979 con una mayor participación de la registrada en esta ocasión, el presidente pidió "un ejercicio de responsabilidad democrática y de respeto a reglas constitucionales y estatutarias".

El Estatuto, recordó, contenía unas reglas para su propia modificación que incluían una consulta popular y en la que el respaldo al texto ha sido "amplísimamente mayoritario". "Entrará en vigor", sentenció, porque "tiene toda la fuerza democrática de los procedimientos que nos hemos dado y el amplísimo refrendo de la ciudadanía catalana".

Preguntado por la posición del PP, que ha sumado los votos contrarios y la abstención para subrayar el rechazo a este texto, el presidente respondió que se trata de un comportamiento "del pasado".

Algunos dirigentes políticos, dijo, pueden tener la tendencia "de estar siempre tiempo atrás", pero una vez que los ciudadanos han hablado y han respaldado el texto con una clara mayoría, "lo que queda, lógicamente, es aceptarlo".

En este referéndum, recalcó el presidente, "hay quien defiende el sí y representa el 74%, y hay quien defiende el no y representa el 20%". Con esos resultados, lo que corresponde en democracia es "felicitar al sí" y aceptar el resultado.

Al responder a la pregunta sobre la actitud del PP, el presidente reiteró que el nuevo Estatuto de Cataluña "también es de todos" y, como ha ocurrido con anterioridad, todos los ciudadanos se beneficiarán de su contenido y, en definitiva, "de la España autonómica, que tan buenos resultados ha dado".