Durante su participación en unas jornadas organizadas por "The Economist" en Madrid, el jefe del Ejecutivo resaltó que ésta será la primera legislatura de la democracia en que se cerrarán todos los años con superávit.

El año pasado fue del 1,8% y este año estará en el "entorno" de esa cifra, "a lo mejor algo más, incluso", apostilló.

Sostuvo que la "mayor parte" del actual superávit de las cuentas públicas "es de carácter estructural", con lo que es "legítima" la pregunta de a qué se va a dedicar.

Un uso que restringe la Ley de Estabilidad Presupuestaria y que deriva de la "prudencia" y del "sentido común". Además, se deben considerar futuras tensiones de gasto por el envejecimiento de la población y "reservar para el futuro" el superávit de la Seguridad Social.

Asimismo, el presidente del Gobierno resaltó que el objetivo de situar la deuda pública en el 34% del PIB en 2010 se va a lograr ya en 2008.

MODERACIÓN SALARIAL

Por otra parte, el jefe del Ejecutivo admitió los "fuertes" incrementos de precios registrados tanto por el petróleo como por los cereales, pero, pese a ello, "gracias a la responsabilidad de los empresarios y de los trabajadores" se han "evitado espirales inflacionistas que habrían deteriorado nuestra competitividad".

Se mostró "convencido" de que "mantendremos este comportamiento responsable ahora" que la inflación está más alta que en el pasado e incluso supera la subyacente, que excluye del cómputo los alimentos frescos y los productos energéticos.

Zapatero resaltó los avances sociales registrados a lo largo de la legislatura e incidió en que ya hay 150.000 padres que han disfrutado del permiso de paternidad;

Asimismo, abogó por seguir impulsando la ley de dependencia y resaltó que "hay políticas sociales que bien enfocadas no consumen riqueza, sino que producen riqueza".

Por otra parte, el jefe del Gobierno opinó que el medio ambiente ha de formar parte de "todas las políticas de un gobierno responsable" y se ha de compatibilizar el crecimiento económico y la lucha contra el cambio climático, que no es "una batalla de futuro", sino una lucha "para que haya futuro".

En este marco fijó Zapatero la importancia de la inversión en I+D, con el fin de encontrar "nuevas formas de generar energía limpia", aprovechando que España cuenta con empresas "líderes a nivel mundial".

Sostuvo que "las nuevas fuentes y yacimientos" energéticos "son las que se alejan del carbón y sean capaces de incorporar en su dieta un porcentaje mayor de energías alternativas, renovables".

Defendió el "mantener una política razonable, progresiva, de reducción de la energía nuclear" y se comprometió a, antes de acabar la legislatura, ofrecer "un mapa, una agenda de futuro de la energía nuclear en España".

Zapatero dijo que no es "partidario de ver en la energía nuclear la alternativa a los problemas y los retos energéticos". Eso sí, incidió en la necesidad de afrontar este asunto "sin fundamentalismos" ni dogmas de nucleares sí, o nucleares no.

El Gobierno irá en la línea de reducir la presencia de nucleares en España, pero "con la prudencia razonable para que nuestra dieta y nuestras necesidades energéticas no estén nunca comprometidas con esta posición política que mantengo".

La cohesión en el mundo es otra de las apuestas de Zapatero, y en ella enmarcó el destinar al final de la próxima legislatura el 0,7% de la Renta Nacional Bruta a Ayuda Oficial al Desarrollo.

La educación es otra prioridad, tanto su extensión al segmento de 0 a 3 años como la calidad de la misma. Hay que "conseguir que cuatro de cada cinco jóvenes estudien más del ciclo obligatorio es esencial". Hoy en día, más de tres de cada diez alumnos dejan sus estudios antes de acabar la educación obligatoria.

CRISIS

Zapatero admitió los efectos de la crisis desatada por los problemas de las hipotecas "subprime" en Estados Unidos, pero incidió en que, si se hubiera producido hace diez años, sus efectos habrían sido mucho más nocivos.

Sin embargo, han sido "limitados", "asimétricos" y "localizados". Limitados, argumentó, porque la crisis "tiene carácter transitorio y su impacto macroeconómico será reducido"; asimétricos "porque no ha afectado a todas las economías por igual", y localizado porque se ha centrado en la parte del sector inmobiliario y financiero expuesta a las hipotecas de alto riesgo.

Una crisis que España afronta con una "ventaja comparativa" basada en su "cambio de modelo de crecimiento", con menor dependencia de la demanda interna; un "amplio margen de maniobra de la política presupuestaria", y la "solidez" y "solvencia" del sector empresarial y bancario.