Rodríguez Zapatero clausuró, junto al secretario general de la ONU, Ban ki-Moon, la Reunión de Alto Nivel sobre "Seguridad Alimentaria para todos" celebrada ayer y hoy en Madrid.

Fuentes gubernamentales precisaron que esa aportación es adicional a los 500 millones de dólares hasta 2012 que España comprometió en la cumbre de Roma.

El presidente argumentó que las actuales dificultades económicas "no pueden parar nuestra determinación" en la lucha contra el hambre que atenaza ya a mil millones de personas en el mundo, sino que deben ser, por el contrario, un "acicate" para que esa crisis no castigue a los que ya son los más pobres del planeta.

Aseguró por ello que la lucha contra el hambre será una gran prioridad en la Presidencia española de la Unión Europea durante el primer semestre de 2010, y que España mantiene su compromiso de alcanzar en esta legislatura el 0,7% del PIB destinado a ayuda oficial al desarrollo.

Definió esa lucha como un "imperativo ético, de dignidad" de toda la comunidad internacional, que requiere como paso imprescindible la reforma del orden financiero internacional para guiarlo por principios de justicia, equidad y solidaridad.

Rodríguez Zapatero recordó que las necesidades financieras para paliar la crisis alimentaria oscilan entre los 25.000 y los 40.000 millones de dólares anuales, una cifra muy superior a lo invertido hasta ahora.

Por ello, propuso a todos los países comprometidos con esa lucha que movilicen recursos para políticas públicas que fomenten la agricultura y la seguridad alimentaria, coordinados por Naciones Unidas.

No se trata, precisó, de crear "nuevas estructuras ni nuevos mecanismos de financiación", sino de aprovechar la capacidad técnica del equipo de alto nivel de Naciones Unidas para responder a esa necesidad.

Rodríguez Zapatero emplazó a los participantes en esta reunión a reforzar el compromiso que ya se logró en Roma. En aquel momento las dificultades ya eran considerables por el aumento del precio del petróleo, las restricciones de algunos productores a la exportación y los desequilibrios por la irrupción de nuevos actores en los mercados.

Sin embargo, aseguró "a modo de denuncia" que al menos el 25% del aumento de los precios de los alimentos durante 2008 se debió a "prácticas especulativas de algunos agentes que hay que erradicar a toda costa".

Juzgó por ello "imprescindible" una acción "coordinada y urgente" de los reguladores financieros internacionales y el fomento de la transparencia y de mecanismos de control de transacciones.

Aunque las cosechas han atemperado esa subida de precios, la crisis financiera repercutirá sobre todo en los ya más débiles, y Rodríguez Zapatero sentenció que la cifra de mil millones de hambrientos es "inaceptable" y debería provocar "sonrojo" a todos los miembros de la comunidad internacional.