A juicio de Aguirre, a Ruanda no le interesa ampoco que haya una intervención. "Ruanda está permitiendo el regreso de los refugiados precisamente para evitar una intervención porque, al ser un gobierno tan frágil, temen que una intervención les quite todavía más peso político", puntualizó.

La intervención humanitaria sigue siendo necesaria, según Aguirre, aunque con un pie en Zaire y otro en Ruanda, porque los refugiados simplemente se desplazan de un lado a otro de la frontera entre Zaire y Ruanda pero no tienen nada.

Por ello, el responsale del CIP considera que, si antes la comunidad internacional quería hacer corredores humanitarios en un lado de la frontera, ahora las fuerzas internacionales tienen que asegurar la llegada de ayuda humanitaria a los refugiados que están volviendo a Ruanda.

A su juicio, sigue siendo necesario un plan de relocalización de los refugiados, por lo que la comunidad internacional no "se puede quedar mirando para otro lado porque desde 1993 es el segundo desplazamiento masivo".

"Con medio millón de refgiados que están ya en Ruanda, la situación en este país vuelve a ser caótica, porque es un país superpoblado y aunque no hay crisis de hambrunas si las hay desde el punto de vista sanitario", precisó Aguirre.